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domingo, 20 de agosto de 2017

CODEX GIGAS: LA BIBLIA DEL DIABLO




Hacia el siglo XII de nuestra era, en un monasterio ubicado en la actual República Checa, un monje escribe con desesperación apoyado en una vieja mesa. Ha cometido un pecado que le ha valido ser condenado a muerte. Al borde de la desesperación pide clemencia y promete realizar la obra más impresionante de su época: un libro que contenga todos los conocimientos del mundo, desde las Sagradas Escrituras hasta los conocimientos ocultos. Afirma que lo realizará él solo y en una sola noche. 

Es de madrugada y está lejos aún de completar su empresa. Ruega a su Dios, pero éste parece que no le escucha, su desesperación le impulsa a pedir auxilio a Satanás quien se digna a contestarle y a prestar su ayuda, como pago le pide al monje que incluya su imagen en el manuscrito. 

A grandes rasgos este es el origen del Codex Gigas (libro grande en latín), un peculiar manuscrito que durante el medioevo fue considerado como la octava maravilla del mundo. Aún hoy resulta sorprendente, no sólo porque se trata de uno de los pocos ejemplares que todavía se conservan de aquel periodo, sino también porque es uno de los de mayor tamaño: mide casi un metro de largo (92 cm) por 50,5 cm de ancho y 22 cm de grosor. Sus 624 páginas pesar alrededor de 75 kg. De acuerdo con la leyenda el Codex fue un esfuerzo por incluir todo el conocimiento del mundo. En sus páginas contiene una Biblia completa junto con otros extensos pasajes: dos obras del historiador judío Flavio Josefo. Las antigüedades y La guerra de los judíos, las Etimologías de Isidoro de Sevilla, una compilación enciclopédica en la que se recogen conocimientos de Ciencias, Teología, Historia, Literatura, Arte, etc; la Chronica Boemorum (Crónica de la Bohemia) del religioso e historiador checo Cosmas de Praga y una amplia colección de textos médicos de origen bizantino, todo escrito en latín y con una letra de entre 3 y 2.5 milímetros de altura, demasiado pequeña para el tamaño del libro. También hay otras obras de menor extensión, como un calendario de santos y personas importantes de Bohemia; dos alfabetos, el cirílico y el glaolítico, el más antiguo de los alfabetos eslavos; un trabajo sobre la penitencia o confesión de los pecados. 

Muchas interrogantes existen sobre este manuscrito, como quien fue el autor del mismo y que significado o razón tiene la imagen del diablo que se representa ahí, la cual es la razón de su apodo y leyenda. El Codex exhibe una imagen de este ser en página completa. Aparece solo, en medio de dos torres y ataviado con piel de armiño, tela que era asociada a la realeza. No existe otro texto medieval en donde se le de una importancia similar, sí, se le representaba, pero en imágenes pequeñas porque en una época llena de prejuicios y liderada por la Iglesia era peligroso incluir una imagen del mal de esa envergadura. 

Sobre su procedencia se sabe poco, su creación ha tenido que fecharse en la primera parte del siglo XIII. En contraste, una de las primeras páginas del libro señala que se escribió dentro del monasterio benedictino de Podlazice -destruido en el siglo XV- a los expertos les resulta extraño esto, ya que el monasterio era muy modesto para realizar una empresa de ese tamaño. Quizá por eso fue vendido en 1295 al monasterio de Sedlec, cerca de Praga, lugar que fue azotado por la peste, esto daría fuerza a la leyenda sobre la maldición que caía sobre quien poseía el Codex. 

Uno de sus poseedores más famosos fue el emperador del Sacro Imperio Germánico y rey de Bohemia, Rodolfo II, amante de los libros y de lo oculto. Años más tarde, a finales de la Guerra de los Treinta Años, el Codex fue robado de Praga y trasladado a Suecia donde ha salido en contadas ocasiones. 

A pesar de la nuevas tecnologías, la grafía del texto apunta sorprendentemente a que fue escrito por una sola persona, aunque se calcula que dicha labor tomaría 30 años en terminarse por un solo autor. Actualmente el Codex es resguardado en la Biblioteca Nacional de Estocolmo. 

Quieres darle un vistazo a la versión digital del texto, pincha aquí: VERSIÓN DIGITAL

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