El Ártico es, sin duda alguna, uno de los lugares más inhóspitos de nuestro planeta. Las temperaturas pocas veces superan los 0°. Los árboles no existen y su lugar es ocupado por una especie de arbustos que crecen a ras de suelo. A pesar de las inclemencias, los inuit se las han arreglado para vivir en este lugar durante miles de años.
Según la mitología de este pueblo, en los primeros tiempos el primer hombre y la primera mujer vivían solos en el planeta. Cierto día la mujer rogó al Dios Kaila, señor del cielo, que poblara la Tierra. El Dios accedió a su petición y les indicó que hicieran un agujero en el hielo para pescar y de ahí salieron todas las especies que ahora pueblan el planeta. El último en emerger fue el reno, animal que el Dios regaló a los humanos para que les sirviese como alimento.
En la cosmovisión inuit, los animales tienen alma y este pensamiento puede ser comprobado en su visión de la casería. Los animales se dejan cazar para que los humanos puedan ser alimentados. Estos en señal de agradecimiento realizan una pequeña ceremonia, en la que vierten un poco de agua dulce en la boca de las presas. Se sabe que en el caso de las focas, morsas y ballenas, los lugareños extraen la vejiga del animal porque creen que ahí reside el alma del animal, acto seguido la devuelven a las aguas con la esperanza de que resucite cuando el hombre necesite de ellos. Sin embargo, si este rito no es seguido, Sedna, creadora y protectora de todas las especies marinas, desatará su ira.
SEDNA
Tiempo atrás, cuando el océano era solamente una enorme extensión de agua sin vida, vivían en la costa un padre con su hermosa hija llamada Sedna. A pesar de ser pretendida por numerosos hombres, Sedna se negó a casarse con alguno de ellos. Sin embargo, cierto día se acercó a su campamento, un joven hermoso que provenía del extranjero. Finalmente Sedna aceptó casarse con él y se fue a vivir a su hogar. Pasó el tiempo y notó que su esposo no proveía la casa con carnes ni pieles, sino que sólo se limitaba a llevar pescado para alimentarle. La realidad que descubrió horrorizó a la joven: se había casado con un "pájaro mágico" que tenía la capacidad de cambiar su forma y aspecto. Al enterarse el padre de Sedna, acudió en su auxilio y asesinó a su yerno, acto seguido huyó con su hija en un kayak. Ya en el camino regreso a casa, numerosas aves persiguieron a los fugitivos, y con el aleteo de sus poderosas alas provocaron una tormenta insoportable. El padre comprendió que la única forma de calmar la ira de aquellos seres, era sacrificar a su propia hija. Y así lo hizo, pero su hija se aferró al kayak rogándole que la dejara subir. El padre, desesperado, optó por cortar los dedos de su hija, de aquellas heridas surgieron poco a poco, las especies que ahora habitan los mares. Al precipitarse a las profundidades del mar, Sedna se convirtió en la Diosa que aún habita ahí.
Debido a la naturaleza de este mito, Sedna es una Diosa que rige con mano dura, y no duda en castigar a la humanidad si es que ésta obra mal. Se asegura que todos los peces van a dar a la cabellera de Sedna. Al no tener manos le es imposible peinarse, por ello pide el auxilio de un chamán, como recompensa deja que los peces sean cazados por la humanidad para que se alimenten. Hay veces que resguarde y protege a sus hijas las focas, para que los hombres sufran de hambre.
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