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sábado, 11 de noviembre de 2017

LA PRIMERA CRUZADA (1095)



A finales de noviembre del año 1095 en Clermont, el papa Urbano II proclamaba la guerra en contra de los musulmanes. Una multitud le aclamaba pero ¿qué dijo el papa en aquella ocasión?:



No se sabe con exactitud el contenido del discurso que daba nacimiento a la primera Cruzada. Han llegado a nuestros días cinco versiones diferentes del discurso papal, algunas elaboradas por testigos de la predicación pero ninguna coincidente. Sin embargo, gracias a los estudios de los especialistas, puede "afirmarse", con poco margen de error, que al menos las siguientes cosas dijo Urbano II:

1- Que era preciso auxiliar a los cristianos de Oriente, amenazados por los turcos;

2- Que era una exigencia para el buen cristiano restañar las heridas infligidas a Cristo por la humillación que había supuesto la profanación de su tumba y los lugares santos que, naturalmente, era preciso recuperar. 

3-Que, participando en la empresa, a los cristianos se les abría un camino de penitencia y purificación que les permitía ser partícipes del alumbramiento de un nuevo mundo.

Tenemos que conocer el trasfondo de los tres puntos mencionados arriba. 

Cuando el papa Urbano II solicita ayuda para los cristianos de Oriente, da por supuesto que existen otros cristianos, los de Occidente, es decir que existen dos cristiandades; la de occidente que él lidera, y la de oriente donde no reconocen su autoridad, pero que necesitan auxilio. 

La toma de conciencia sólo se produce cuando se encuentran frente a identidades rivales o enemigas. La cristiandad de occidente tenía un rival, la cristiandad de oriente, y tres enemigos, las herejías internas, las comunidades judías y el islam. La diferencia entre rivales y enemigos, es que los primeros no reconocían la autoridad papal, pero no negaban los fundamentos en los que se asentaban. En cambio, los enemigos negaban la divinidad de Cristo, para quienes la personalización de Dios en Jesús era un total disparate.

Quienes significaban un riesgo mayor para la cristiandad eran los musulmanes, que extendían sus territorios en Oriente. ¿Cómo neutralizarlo? , la respuesta fue la Primera Cruzada. Con su auxilio, el papa creyó que los cristianos de oriente terminarían reconociendo su autoridad.

El segundo mensaje que lanzó el papa Urbano II fue la humillación que sufrió Cristo al ser profanados los Santos Lugares. Ciertamente en el momento que fue pronunciado el discurso en Clermont, el trato hacia los lugares santos no fue precisamente agrio o agresivo, los musulmanes llevaban muchos años en aquellas tierras, y no se había producido un cambio significativo. Estamos ante un elemento claramente propagandístico. Aunque existieron dos hechos que quedaron grabados en la memoria de Occidente como una amenaza: en 1009, casi noventa años antes del concilio, un califa de nombre al-Hakim ordenó destruir el Santo Sepulcro; el otro hecho fueron las consecuencias de las peleas internas de facciones turcas, que propiciaron un clima de hostilidad donde los peregrinos no se salvaban de la violencia. Es obvio que el papa utilizó y exageró la situación con fines expansivos, se valió de un recurso: no era él quien reclamaba justicia, sino el mismísimo Cristo.

El tercer mensaje, es decir, el de penitencia y purificación. Cuando el papa habla sobre esto está incidiendo en un tema clave para comprender el movimiento cruzado. Este es concebido en sus inicios como un peregrinaje redentor. Precisamente el término que utiliza el papa para nombrar el movimiento que tiempo después se llamara cruzada, es el de "viaje", un viaje de redención hacia los lugares sagrados.

La práctica del peregrinaje entre los cristianos es muy antigua, pero se popularizó en el siglo IV de nuestra era. Peregrinar consiste en dirigirse a un lugar sagrado por la presencia en él de una reliquia de especial valor. Las reliquias son fragmentos de los cuerpos de los santos u objetos que han estado en contacto con ellos. En la mentalidad medieval, aquellos objetos no habían dejado de pertenecer a los santos, y como los santos comparten la gracia de Dios, acercarse a los santos significaba estar más cercanos a Dios.

El contacto o acercamiento a aquellos objetos tiene un doble efecto: la sanación corporal y la purificación espiritual. Pues bien, lo que hizo Urbano II fue encontrar en el sistema penitencial de la Iglesia una solución a un problema que venía arrastrando desde hace más de un siglo: el de la violencia de los caballeros. En un clima falto de autoridad, los caballeros no tenían quien encaminara su agresividad, y atacaban a su propia población o saqueaban las Iglesias, fuente de grandes riquezas. La Primera Cruzada se abría como una posibilidad para redimir a aquellos pecadores, al dirigir su violencia a un objetivo que le permitiese borrar sus penitencias y pecados.

FUENTE: DESPERTA FERRO: ANTIGUA Y MEDIEVAL. No. 20. Artículo: TOMA TU CRUZ Y SÍGUEME. DE CARLOS DE AYALA



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