Buscar este blog

lunes, 16 de octubre de 2017

LA BATALLA DE LAS TERMÓPILAS

8


Hacia el año 480 antes de nuestra era, bajo el marco de la Segunda Guerra Médica se libró una de las batallas que ha permanecido en la memoria de la humanidad. La muestra de valor y determinación que se vio en aquel encuentro es digno de recordarse. Conozcamos más sobre este hecho:


El paso de las Termópilas, en donde se asentaron la alianza de polis griegas para detener la ofensiva persa, tenía unos cinco kilómetros de longitud y presentaba tres estrechamientos, conocidos como puertas. Los griegos (los llamaremos así por comodidad) se colocaron en la segunda en espera de la llegada de sus enemigos. ¿Cuántos hombres conformaban el contingente griego?, aproximadamente 7000 soldados estaban bajo el mando de Leónidas, uno de los dos reyes de Esparta. De ellos había 4000 peloponesios, 1,100 beocios entre tespios y tebanos, unos 1,000 focidios y el resto locrios. De entre los 4,000 que conformaban el contingente del Peleponeso, 1,000 eran lacedemonios, de los cuales, sólo trescientos eran ciudadanos de pleno derecho, es decir, espartiatas. ¿Quiénes eran aquellos 300 espartanos?, es muy probable que se tratara de los 300 hippeis ó caballeros, la guardia personal de cada rey espartano. Es verosímil que fuera Leónidas quien eligiera personalmente a cada uno de aquellos 300 hombres. En cuanto al hecho de poner en peligro a uno de los reyes de Esparta, es probable que sea decisión personal de Leónidas, debido a diversas causas como las disensiones con el otro rey espartano o con los éforos. 



La posición, de la que hablamos líneas arriba, tenía un punto débil. Antes de llegar al desfiladero, el río Asopo desembocaba en el Golfo Malíaco. Remontando su curso sobre el barranco se llegaba a un camino en las alturas, la llamada Senda Anopea, que rodeaba la posición griega por el sur en una larga vaguada entre dos líneas paralelas de sierras. Después volvía a girar hacia el mar hasta aparecer hasta el otro lado del desfiladero, justo tras la espalda de los defensores. 

A Leónidas se le informó de aquel punto débil y entonces mandó a mil hombres a cubrir la Senda Anopea y dejó a los otros seis mil protegiendo la ruta principal. Atendiendo a los parámetros de la época, aquellos hombres eran suficientes para realizar ambas tareas. Pero sus enemigos no eran un ejército convencional. Hacia mediados de agosto apareció ante las Termópilas la vanguardia del ejército de Jerjes. Una vez allí, los persas aguardaron sin entrar en combate. Se ha especulado mucho sobre la demora, los historiadores mencionan como probable causa la espera del líder Jerjes, que quizá viajaba a la mitad del contingente que lideraba. 


Una vez lleago Jerjes, comenzó la ofensiva. Los primeros en atacar fueron los medos, tropas iranias de confianza. Según Heródoto, cayeron un gran número de ellos. A continuación, Jerjes ordenó a sus Inmortales que atacaran. Aquel grupo de soldados era un ejército de élite de 10 mil hombres, llamado así por Heródoto porque según el historiador cada vez que se producía una baja en sus filas se cubría con otro soldado. 

Los Inmortales se estrellaron contra la falange griegas sin resultados muy distintos a los obtenidos por los medos. La explicación que da Heródoto a esto es que el espacio reducido no les permitió aprovechar su superioridad numérica además de lo corto de sus armas. Además la defensa de los persas era vulnerable a las armas griegas, hay que recordar que los escudos persas eran fabricados con mimbre, así que en combate cuerpo a cuerpo, los hoplitas griegos llevaban cierta ventaja en contra de sus enemigos. 

Hay que recalcar que el ejército persa no era poco experimentado, de hecho estaba conformado con lo mejor que podría encontrarse en su vasto imperio, los novatos, se encontraban del otro lado, al frente, con excepción de los espartados. La ventaja de los griegos era su posición y el conocimiento del territorio en el que peleaban. Al final del día los persas no habían conseguido avanzar ni un solo palmo. 

Al segundo día de batalla los ataques fueron menos intensos. Fue en ese entonces cuando, según Heródoto, aparece en la historia el nombre de un traidor: Efialtes, quien reveló la existencia de la Senda Anopea, a los persas. Por la noche, los Inmortales se dirigieron al camino y se internaron en el monte. Cerca del amanecer llegaron al collado donde estaban los 1000 hoplitas focidios apostados por Leónidas. 

Cuando Leónidas se enteró de la táctica envolvente ya había amanecido. Tanto él como sus aliados se dieron cuenta que la posición era indefensible ya que los atacarían por ambos lados. El rey espartano ordenó a todas las tropas del Peloponeso que se retirasen, y se quedó con su guardia real, 700 tespios y 400 tebanos. La  razón por la que se quedaron es muy probable que se deba al honor. Como es bien sabido, los espartiatas de pura sangre podían perder sus derechos de ciudadanos si se convertían en trésantes o temblorosos. Y para considerarles de esa forma no sólo se aplicaba a los hombres que huían sino también a los que sobrevivían a una derrota. En cuanto a los demás griegos la razón puede ser la preferencia por una muerte honorable, a ver su ciudad derrotada y destruida. 

La batalla fue la más dura de los tres días, porque sabiendo que estaban perdidos, los hoplitas salieron al encuentro con las tropas persas, se dice que rompieron sus lanzas e hicieron uso de sus espadas. Leónidas cayó y se libró una aferrada lucha por su cuerpo y sus armas. Los espartanos lograron hacerse del cadáver de su rey y se retiraron a un montículo, pues en ese momento al otro lado del desfiladero se acercaban los Inmortales. Los persas renunciaron a la lucha cuerpo a cuerpo e hicieron uso de su arco, las flechas eran tantas que al final los griegos no lograron resistir al embate de sus enemigos. 

Viajero, ve y cuenta a los espartanos que aquí yacemos por obedecer sus órdenes. Simónides. 

FUENTE: LA AVENTURA DE LOS GRIEGOS. J. NEGRETE 

0 comentarios:

Publicar un comentario