Buscar este blog

domingo, 22 de octubre de 2017

Castillo de Cardiff

Su historia se remonta hasta los romanos que ocuparon estas tierras y construyeron un castrum para ganarse el respeto de los celtas recientemente sometidos. Sobre las ruinas de aquello que era poco más que un fuerte, los nómadas edificaron un primer castillo de piedra rodeado por una empalizada.

Según la tradición aquí murió Roberto, hijo primogénito de Guillermo el Conquistador, después de treinta años de cautiverio. En 1158 los irreductibles galeses infligieron una hiriente derrota al noble normando: el audaz e imprudente Ifor Bach, señor de Senghennyd, invadió por sorpresa el castillo y capturó a su poco previsor propietario junto con su consorte, manteniendo encadenada a la pareja hasta que estuvieron restauradas las injusticias del pueblo. Hacia finales del siglo XIII Gilbert de Clare lo reconstruyó casi íntegramente, después el interior fue adaptado a las exigencias de una vida nobiliaria cuando pasó a manos de los Tudor en 1490. Eduardo VI lo donó en 1551 a sir William Herbert, antepasado de los marqueses de Bute, que lo mantuvieron desde 1790 a 1947, año en que fue cedido a la ciudad.

La más singular construcción de la época victoriana, situada en el centro de la ciudad, fue levantado por deseo de John Patrick Crichton-Stuart, tercer marqués de Bute, que transformó Cardiff en el más grande puerto de exportación de carbón, con lo que él mismo acumuló una riqueza extraordinaria,, legando a ser considerado como el hombre más rico de su tiempo. Enfermo de nostalgia medieval, deseaba tener una morada a la altura de su riqueza, que encarnase los múltiples y más fabulosos ecos de los tiempos lejanos. El castillo, aunque conserva fragmentos de muralla de una antigüedad de unos dos mil años fue uno de los primeros ejemplos del despertar gótico. Al cuerpo general del siglo XVIII el arquitecto Burges añadió, para que lo superasen en altura cinco torres, entre ellas la espectacular del Reloj

Cada espacio interior fue extraordinariamente sobrecargado de ornamentos inspirándose en temas especiales y muy meditados: no faltan ni siquiera jardines mediterráneos ni decoración árabe o india. En la sala Árabe y en la torre Hebert, por ejemplo, los techos fueron decorados espléndidamente, los hogares de mármol fueron historiados con piedras semipreciosas como el lapislázuli y el cuarzo rojo, las salas de banquetes contaron con los mejores oficiales de la época, mientras a la biblioteca, en la que coleccionaba obras rarísimas, se le dedicaron los cuidados más avanzados.

Resultado de imagen para castillo de cardiff


0 comentarios:

Publicar un comentario