El nombre fue adoptado en 1914, por la dinastía Hannover, reinante desde 1714 en Gran Bretaña, para hacer olvidar sus orígenes alemanes en un periodo de guerra entre ambos países, no era más que un insignificante poblado sajón cuando en 1070 Guillermo el Conquistador lo adquirió a la abadía de Westminister para construir una fortaleza de madera destinada a dominar el curso del Támesis y a proteger Londres de los enemigos procedentes de Occidente. Enrique I y Enrique II la hicieron construir en piedra y la ampliaron notablemente añadiendo varias torres, pero fue Eduardo III, que había nacido en Windsor, quien hizo demoler los edificios anteriores para sustituirlos por los que vemos hoy.
El proyecto fue confiado al arquitecto William de Wykwham, que dirigió los trabajos durante 19 años, desde 1356 hasta 1374, cobrando un chelín al día. Los obreros, en cambio, era gente pobre que deambulaba por los caminos del reino de los lacayos del soberano eran obligados a trabajar a la fuerza sin recibir ningún salario, sino solo la manutención; y no solamente eso, sino que el que intentaba volver a su casa era arrestado y encarcelado como traidor y felón. En elcastillo, Eduardo III estableció también los alojamientos de los Military Knights of Windsor, la orden de Caballería fundada por él y los Jarreteros, que se reunían en la capilla de San Jorge, su patrono, reconstruida un siglo más tarde, en 1474, bajo Eduardo IV y Enrique VII; Eduardo IV fundó también Saint Gregor College y los Horseshoe Cloister, edificio en forma deherradura destinado a los canónigos de la capilla, mientras a Enrique VIII se debe la entrada principal.
Los aposentos reales fueron completamente restaurados por Carlos II Estuardo, entre 1675 y 1683, logrando un aspecto bastante más suntuoso. Sin embargo, Windsor fue ampliamente desatendido por sus sucesores, hasta que Jorge III lo sometió a una completa restauración a comienzos del siglos XIX, confiada al arquitecto James Wyatt, cuyo nieto Jeffry Wyattville, continuó los trabajos de Jorge IV acentuando hasta el exceso las formas neogóticas. En 1992, se necesitaron 24 horas para sofocar completamente un incendio que comenzó en la capilla privada de la reina y se propagó por los aposentos reales.
Es considerada como el máximo ejemplo de la continuidad residencial desde la Edad Media hasta nuestros días. En la práctica la construcción se apoya en dos estructuras (baileys) dispuestas a los lados del originario castillo (motte) normanda, elevada sobre una colina junto al Támesis, y después unido por la fusión de edificios construidos prácticamente por todos los reyes ingleses. Una larga muralla que tiene torres de todo tipo cada pocos metros, cierra el complejo a su vez inmerso en el interior de un gran parque. Entre los cuerpos más significativos destaca el gran bloque restaurado por sir Jeffry Wyatville (arquitecto de Jorge IV) que se gastó un millón de libras en construir la torre más alta del reino. Entre las estaciones interiores, suntuosamente decoradas con algunas de las mejores obras maestras de la colección real (la más importante colección del mundo, que cuenta, entre otros con dibujos de Leonardo, retratos de Holbein, etc.) destaca la sala de Waterloo, diseñada por Wyatville para guardar los retratos de los soberanos, estadistas y generales que contribuyeron a la caída de Napoléon, y cuyo suelo está cubierto por un extraordinario tapiz tejido en Agra que es uno de los más grandes del mundo. La impresionante capilla de San Jorge, fue destinada a acoger a los caballeros de la Orden de Jarretera.
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