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sábado, 9 de septiembre de 2017

Castillo de Gravensteen

Fue el conde de flandes Arnulfo I, que vivió desde 918 a 965, el que eligió un alto promontorio rodeado por las aguas del río Lys para levantar una fortaleza de madera provista de una empalizada y almacenes en los que guardar el grano y otras provisiones a consumir en caso de sufrir asedio. En torno a este pequeño castillo y a dos abadías fundadas allí, cerca de tres siglos atrás por San Amand, que llegó para evangelizar la región, se desarrolló la ciudad de Gand, que desde comienzos del siglo XIII pasó a tener importancia internacional gracias a su producción de telas. Aquella industria enriqueció a los artesanos y a la burguesía local, e incluso enriqueció a la nobleza, de manera que sus residencias de madera pasaron a ser de piedra en torno al año 1000. En 1180, después de un gran incendio, el conde Filippo la hizo reconstruir con considerables modificaciones, elevando el cuerpo central -un torreón- hasta alcanzar los 30 metros, de manera que dominaba las edificaciones de los ricos patriciosde Gand, alineadas junto a la orilla opuesta del río Lys.

En el siglo XIV, la burguesía mercantil dio a Gand el dominio sobre todo Flandes, en estrecha alianza con los reyes de Inglaterra. La isla proporcionaba materia prima para la fabricación de telas con la lana de los rebaños, y adquiría después los productos elaborados. Durante todo el siglos los condes de Gand tuvieron que enfrentarse a sus súbditos por el control del poder político, ya que la riqueza acumulada por las corporaciones gremiales les impulsaba a reivindicar un gobierno de carácter democrático. La ciudad y el castillo situada en ella mantuvieron su enfrentamiento hasta que el conde Luis de Male (1346-1384) se decidió finalmente a trasladar su residencia a otro lugar. Sin embargo, el castillo se convirtió en un centro administrativo de Flandes, situando en él el Tribunal Superior en 1407, y desarrollando entre sus muros las más importantes ceremonias que se organizaba en la vida del condado ya bajo los duques de Borgoña. Aquí se celebró la fundación de la Orden del Toisón de Oroque intentaba renovar los míticos y poéticos fastos de la caballería.

Solo en el siglo XIX, después de haber planteado que fuera demolido como símbolo de opresión feudal, el castillo de Gand fue comprado por la ciudad y remodelado devolviéndole las características que tenía en la época del rey Filippo, encargando las obras al arquitecto Joseph de Waele.

El aspecto actual del Castillo de Gravensteen se debe a Felipe de Alsacia, conde de Flandes entre 1157 y 1191, que prefirió la especial planta de forma cruciforme más allá de la puerta principal, en memoria de su marcha a la cruzada en la que murió. Una sólida e impresionante muralla de forma elíptica, interrumpida por docenas de torres cilíndricas, cierra una superficie de un acre; en cuyo interior se levantan dos cuerpos fortificados: el castillo y los barrios comitales. El primero es la construcción de este tipo más antigua de Europa en las que son realmente dignas de destacar las ventanas de tipo romántico con arcadas de medio punto sostenidas por pequeñas columnas. Antiguamente, en el interior de la edificación y de los torreones perimetrales pudieron ser añadidas estructuras de madera previstas para realizar la defensa a dos niveles. El complejo esta todavía rodeado por un largo foso.


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