Los pueblos nórdicos tenían visiones contrarias sobre lo que ocurría después de la muerte, sin embargo, la más difundida y más aceptada en aquellos pueblos es la siguiente:
La más conocida de este tipo de creencias es la relacionada con el Valhalla, el salón de festejos de Asgard, donde Odín era el anfitrión de reyes muertos y guerreros. Los vikingos que entregaban su vida en el campo de batalla eran llevados allí por las valquirias, guerreras cuyo nombre significa "las que escogen entre los asesinados". El salón era magnífico: se decía que tenía 540 puertas, cada una de ellas lo suficientemente ancha como para dejar pasar a 800 guerreros caminando de frente: sus paredes estaban hechas de brillantes lanzas; su techo, de preciosos escudos que lo bañaban con su brillo dorado. Allí los escogidos festejaban con cantidades sin límite de aguamiel y de carne del jabalí Saehrimnir, que mágicamente se regeneraba cada noche.
Los guerreros tenían que jugar un papel en la trama cósmica, porque ellos formaban las filas del Einherjar, el ejército de humanos que lucharían junto a los dioses en el momento decisivo del Ragnarök. Mientras ese día llegaba, pasaron el tiempo entrenando, luchando los unos con los otros, y cada tarde sus heridas sanaban instantáneamente, permitiéndoles continuar con la celebración hasta altas horas de la noche, alrededor del sonido de laúdes, y versos que cantaban los poetas.
Cuenta Leo el Diácono que los guerreros Rus se quitaban la vida durante el combate, ofreciéndose ellos mismos como sacrificios a Odín. Esto, en Gotland, unido a la representaciones de lo que podrían ser Valquirias sujetando cuernos para beber, y así dar la bienvenida a los guerreros muertos que aparecen en al menos una docena de representaciones en piedra, sugiera que el Valhalla tuvo un culto importante entre los pueblos nórdicos. El destino de aquellos que morían en casa, era menos atractivo. Eran condenados a una horrible vida en el más allá, en el sombrío reino de Hel, la diosa del inframundo, cuyo mitad del cuerpo está podrido.
Aunque las fuentes no son claras, se cree que el destino de las mujeres era el salón de Freyja, el Folkvanger, aunque no se sabe qué es lo que realizaban en aquel lugar.
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