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miércoles, 9 de agosto de 2017

GLADIADORES EN ROMA





Los historiadores no están de acuerdo sobre los orígenes de los juegos gladiatorios. Algunos defienden que se trata de una tradición etrusca que pasó a Roma junto con muchas costumbres de esta civilización. Basan su hipótesis en los frescos hallados en las tumbas etruscas de la ciudad de Tarquinia, así como en la opinión de autores clásicos, como Nicolás Damasco. Sin embargo, otros investigadores sostienen que este tipo de celebración tuvo su origen en el sur de Italia. Se apoyan en los testimonios gráficos, encontrados también principalmente en tumbas. La primera mención romana a los combates gladiatorios data del año 264 a.C., cuando Marco y Décimo Junio Pera hicieron luchar a tres parejas de gladiadores, que eran prisioneros de guerra, para conmemorar la muerte de su padre. En 216 a.C., los hijos de Marco Emilio Lépido celebraron tres días de luchas con 22 parejas de gladiadores, también para conmemorar la muerte de su padre. En esta ocasión, el enfrentamiento tuvo lugar en el foro romano. 

Gracias al enriquecimiento que experimentó Roma durante el siglo II a.C., fruto de sus conquistas en el Mediterráneo, los combates se fueron haciendo cada vez más frecuentes e implicaban a un mayor número de luchadores, pero manteniendo siempre el contexto funerario y su carácter de honras para los difuntos célebres. 

El final de la República, con las luchas de los aristócratas por destacar y ocupar el poder, supuso un nuevo aumento de la magnitud de los festejos. Julio César por ejemplo, empleó 320 parejas de gladiadores para honrar s u padre. Asimismo, este periodo marcó el comienzo de la difusión de los juegos por las provincias. Durante el Alto Imperio, los gladiadores se convirtieron en uno de los espectáculos más importantes, como prueba la construcción de al menos 200 anfiteatros en la zona del Mediterráneo. 

Los juegos gladiatorios eran festejos férreamente estructurados, en los que se buscaba sacar el mayor partido a las sangrientas habilidades de los combatientes, enfrentando a los distintos tipos de gladiadores según su armamento. 

Se crearon pronto varios tipos definidos de luchadores. El samnita u hoplomachus combatían con un casco dotado de cresta y visor, y con una greba alta en la pierna izquierda. Las armas del samnita eran una lanza larga y una daga, y el luchador llevaba habitualmente un escudo pequeño y redondo. El galo o murmillo portaba un escudo largo y curvo junto a una espada corta; utilizaba un casco pesado que estaba rematado con una cresta en forma de pez, de donde deriva su nombre, pues la palabra pez en griego es murmuros. Completaba su protección una greba corta en la pierna izquierda. En el brazo de la espalda llevaba una protección de placas metálicas segmentadas llamada manicae. El arma de combate del tracio era una espada curva; llevaba casco con visera larga, escudo pequeño rectangular y grebas altas en ambas piernas. El secutor (perseguidor) portaba el típido escudo rectangular y curvo y la espada corta del legionario romano, además de una protección segmentada en el brazo del arma. Su característica más distintiva era el casco liso y pesad que empleaba, quizá diseñado de esta forma para dificultar la labor de su enemigo habitual, el retiarius. El nombre de éste procede de la rete, o red, con la que atrapaba a los enemigos. Se trataba de un gladiador con poca armadura -no llevaba caso ni grebas- para facilitar la facilidad de movimientos. Solía llevar una protección pequeña con visera colocada en el brazo izquierdo y que defendía en parte la cabeza. Sus armas eran la red y el tridente. 

SANGRE Y ARENA. 

"Gladiador" significa literalmente "guerrero que lucha con espada", pero el término también se empleaba para denominar a cualquier combatiente en la arena. Los gladiadores se solían encuadrar en tipos preestablecidos, de los que se conoce una veintena. De hecho, el entrenamiento consistía en formar parejas con gladiadores cuyo armamento y protección fueran contrapuestos, como, por ejemplo, el retario con el secutor, pues el primero es rápido al no llevar casi ninguna protección y puede alcanzar a su enemigo desde lejos con su tridente, mientras que el segundo tiene su escudo grande que le permite defenderse, pero su arma es corta, por lo que debe acercarse a su oponente para eliminarlo.

La procedencia de lo gladiadores era muy diversa. Algunos eran prisioneros de guerra o criminales convictos condenados a luchar en la arena. Los mejores, sin embargo, eran los esclavos que se dedicaban a los combates y que eran preparados por un entrenador profesional (lanista). Esta profesión no fue exclusiva de los hombres, pues se sabe que también las mujeres pudieron combatir en la arena.

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