Más que un castillo, el más grande de Europa, antes llamado Marienburg, es un burgo fortificado, rodeado por una muralla con unas treinta torres semicirculares de tejados apuntados. Sus orígenes se remontan al siglo XIII, cuando el duque de Masovia Konrad, al no poder derrotar a las tribus paganas de los Borussi (que dieron nombre a Prusia), llamó en su ayuda a la orden monástico-militar de los caballeros Teurónicos, fundada en Tierra Santa durante las cruzadas para la defensa del Santo Sepulcro. Por su intervención muchos de ellos fueron recompensados con parte de los territorios conquistados, y establecieron su pequeña capital cerca de Danzing, a las orillas del río Nogat, afluente del Vístula. Aquí en 1274 comenzó a surgir en Marienburg, residencia del Gran Maestro de Oriente, majestuoso edificio de ladrillo que comprendía la residencia de los caballeros y de los huéspedes, la monumental cocina, las caballerizas, la cervecería, la capilla, la sala capitular, el horno, las prisiones y dos refectorios, uno de verano y otro para el invierno, que podían dar cabida a un centenar de personas. La política de la orden preveía recibimientos suntuosos pensados para mostrar su riqueza a los príncipes y a los jefes de las tribus indígenas. Enormes eran también los graneros en los que se guardaban los víveres que, posteriormente, por vía fluvial, eran transportados a Danzing, emporio de la Liga Hanseática, desde cuyo puerto se embarcaban para Alemania. El comercio de grano cultivado en tierras sometidas era la principal base de la economía de los caballeros teutónicos, que en el siglo XV habrían dominado un largo Estado que iba desde Prusia hasta Estonia. De la secularización de la Orden en tiempos de la Reforma habría nacido el reino de Prusia.
Los edificios de Marienburg fueron reconstruidos en estilo gótico en el siglo XIV, bajo la dirección del arquitecto Nikolaus Fellenstein. A su alrededor se desarrolló la ciudad, poderosamente defendida por fuertes baluartes, tanto en 1410, cuando los polacos la asediaron después de haber derrotado a la Orden de la batalla de Tannenberg, debieron renunciar y retirarse. Pero en 1456 los Caballeros, carentes de recursos, fueron obligados a ceder el castillo como pago a sus mercenarios, los cuales lo revendieron al Rey de Polonia Casimiro Jagellone, que lo hizo adoptar como residencia para si y para sus sucesores. En el siglo XVIII, con la partición de Polonia, Marienburg fue a parar para los prusianos, que lo demolieron parcialmente adoptando el resto a cuartel. Posteriormente, a partir de 1817, comenzaron las obras de restauración.
El inmenso conjunto fue dividido en tres sectores: el Castillo Alto, que corresponde a la parte más antigua, el Medio, construido durante el siglo XIV, y el Bajo, que originalmente cumplía funciones de avanzada en la defensa fuera del recinto del castillo. De este queda hoy un último espacio fortificado que incluye la iglesia de San Lorenzo (siglo XIV). Entre las diferentes estancias del Castillo Medio -el palacio del Gran Maestro- destacan los aposentos del Gran Maestro, las magnificas salas abovedadas, después adaptadas como residencia real. El Castillo Alto, imponente estructura cuadrangular de altísimos techos, está formado por estancias de admirable arquitectura y esculturas: capillas, salas capitulares, sala del tesoro, refectorio, cámara de los caballeros, cocinas, celdas, enfermería. Algunas han sido convertidas hoy en museo que exhiben objetos medievales, armas y armaduras, muebles y una soberbia colección de obras maestras de ámbar. Excepcional era en tiempo la iglesia delicada a la Virgen con su gótica Puerta de Oro con motivos decorativos policromo según la usanza medieval.
Los edificios de Marienburg fueron reconstruidos en estilo gótico en el siglo XIV, bajo la dirección del arquitecto Nikolaus Fellenstein. A su alrededor se desarrolló la ciudad, poderosamente defendida por fuertes baluartes, tanto en 1410, cuando los polacos la asediaron después de haber derrotado a la Orden de la batalla de Tannenberg, debieron renunciar y retirarse. Pero en 1456 los Caballeros, carentes de recursos, fueron obligados a ceder el castillo como pago a sus mercenarios, los cuales lo revendieron al Rey de Polonia Casimiro Jagellone, que lo hizo adoptar como residencia para si y para sus sucesores. En el siglo XVIII, con la partición de Polonia, Marienburg fue a parar para los prusianos, que lo demolieron parcialmente adoptando el resto a cuartel. Posteriormente, a partir de 1817, comenzaron las obras de restauración.
El inmenso conjunto fue dividido en tres sectores: el Castillo Alto, que corresponde a la parte más antigua, el Medio, construido durante el siglo XIV, y el Bajo, que originalmente cumplía funciones de avanzada en la defensa fuera del recinto del castillo. De este queda hoy un último espacio fortificado que incluye la iglesia de San Lorenzo (siglo XIV). Entre las diferentes estancias del Castillo Medio -el palacio del Gran Maestro- destacan los aposentos del Gran Maestro, las magnificas salas abovedadas, después adaptadas como residencia real. El Castillo Alto, imponente estructura cuadrangular de altísimos techos, está formado por estancias de admirable arquitectura y esculturas: capillas, salas capitulares, sala del tesoro, refectorio, cámara de los caballeros, cocinas, celdas, enfermería. Algunas han sido convertidas hoy en museo que exhiben objetos medievales, armas y armaduras, muebles y una soberbia colección de obras maestras de ámbar. Excepcional era en tiempo la iglesia delicada a la Virgen con su gótica Puerta de Oro con motivos decorativos policromo según la usanza medieval.
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