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domingo, 23 de julio de 2017

LA CREACIÓN DEL MUNDO


El mundo surgió de un gigantesco abismo: Ginnungagap, el bostezante vacío. Ginnungagap estaba bordeado al sur por Muspell, la morada del fuego, donde Surt el gigante vigilaba con una llameante espada. Al norte se situaba la helada tierra de Niflheim, que con el tiempo sería la tierra de los muertos. Aquí doce ríos, provenientes de un caldero volcánico llamado Hvergelmir, vertían sus aguas burbujeantes en Ginnungagap. En sus insondables profundidades se congelaban llenando progresivamente la enorme grieta. A medida que el hielo iba subiendo, era tocado por el calor de Muspell, y de este encuentro surgía una mezcla que de alguna manera acabó convirtiéndose en cera. 

Finalmente la cera tomaba vida en la sólida forma de Ymir, el primitivo gigante de hielo. Para dar sustento a Ymir estaba una enorme vaca llamada Audhumla, "la nutritiva", cuyas ubres chorreaban leche. Para alimentarse Audhumla sólo podía lamer la salada escarcha, y mientras lo hacía, el contorno de un hombre comenzó a aparecer bajo su lengua. Este era Buri, "el productor", y el abuelo de Odín, el más grande de los dioses nórdicos. 

El mismo Ymir creó a partir de su propio sudor a una pareja, que serían los primeros gigantes, los inexorables enemigos de los dioses. Como respectivos representantes del bien y del mal, las dos razas estaban condenadas a un conflicto irreconciliable. Aunque podían confraternizar de vez en cuando, el mismo Odín resultó de la unión entre Bor, el hijo de Buri, y una gigante. 

A pesar de su mezclado origen, Odín creció para ser el azote de la raza de los gigantes junto a sus hermanos destruyeron a Ymir cuya sangre brotó y ahogó a toda su progenie, excepto a una pareja. Estos supervivientes huyeron a Jotunheim, literalmente "el hogar de los gigantes", donde engendraron una nueva raza dedicada a eliminar a Odín y a toda su especie. 

Con este trabajo de destrucción acabado, Odín y sus hermanos se dedicaron a crear. Del cuerpo de Ymir crearon el mundo como lo conocemos: su sangre se convirtió en ríos y mares; su carne en la tierra; sus huesos en montañas y; su craneo en el cielo. Cuatro fuertes enanos: Este, Oeste, Norte y Sur, fueron situados en las esquinas para sostener el firmamento, mientras que los dioses esparcían las chispas de Muspell para formar las estrellas. El Sol y la Luna fueron situados en carros para que se siguieran incesantemente el uno al otro a través del cielo, perseguidos por dos terribles lobos, Skoll y Hati, que estaban destinados a devorar a los celestiales. 

Habiendo modelado el mundo físico, Odín y sus hermanos crearon a continuación a los seres que lo habitarían. Primero vinieron los enanos, que crecieron de los gusanos, infestando el podrido cuerpo de Ymir; los dioses les dieron conciencia y loes pusieron bajo tierra a buscar oro. En algunos mitos los enanos son confundidos con los "Elfos oscuros" también concebidos como mineros habitantes de la oscuridad, en contraste con sus radiantes dobles los "Elfos luminoso", que habitaban en el reino de Alfheim, cerca de los salones de los dioses. 

Después de los enanos, los tres dioses crearon a los humanos a partir de los restos flotantes que encontraron en la orilla del mar. Asignaron a la raza humana una región central, Midgard, rodeada por una cerca hecha con las cejas de Ymir. Sólo después de la construcción de Midgard, crearon su propio hogar, Asgard, llenándolo de grandes salones y palacios. 

Sólo se podía llegar a Asgard a través de un puente custodiado por Heimdall, el vigilante divino. El puente se llamaba Bifrost y a los humanos se les aparecía como el arco iris. 

El cosmos nórdico era múltiple y se aceptaba la existencia de nueve mundos, representado por el fresno Yggdrassil: 




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