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sábado, 3 de junio de 2017

SÍSIFO


Durante una apacible tarde, Sísifo, rey de Corinto, observó desde sus dominios dos figuras que surcaban los aires, fijó su vista en aquellos seres, y se dio cuenta que eran Zeus y Egina, la hija de Asopo. El rey no le dio importancia a tal suceso y siguió descansando junto a su rebaño y a su corte, hasta que poco tiempo después se presentó frente a él, Asopo quien angustiado había buscado a su hija durante horas sin saber nada de ella. Sísifo le prometió que le revelaría el nombre del raptor, con una condición: que hiciera brotar una fuente de agua cristalina en Corinto, Asopo accedió a tal petición y fue así como se enteró que Zeus era quien había raptado a su hija. 

Al enterarse de lo sucedido, Zeus montó en cólera y decidió acabar con la vida de Sísifo; para esto envió a Tánatos (la personificación de la muerte) con la misión de que matase al rey, sin embargo, Sísifo se valió de su astucia y logró encadenarle y durante ese tiempo nadie en la tierra murió. Zeus intervino en la situación, liberó a Tánatos, y se dispuso a llevarse a Sísifo a los infiernos, y así fue, pero antes de ello el rey le ordenó a su esposa que no realizara los debidos ritos funerarios. Ya en el inframundo, Hades increpó a Sísifo por no presentarse como todas las personas fallecidas, el rey culpó a su esposa y pidió volver a la superficie para recriminarle su falta, Hades, que estaba muy indignado, accedió. 

Una vez en la Tierra, Sísifo evitó volver al Hades, y vivió en Corinto  hasta una edad muy avanzada. Cuando murió por causas naturales, Hades que se sintió burlado en el pasado, se encargó de que el rey no le viera la cara una vez más, y para eso le impuso un castigo: subir una enorme roca a lo alto de una colina, sin embargo, al estar a punto de alcanzar la cima, la roca caía irremediablemente, debiendo comenzar su labor, así por toda la eternidad.

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