Hacia mediados del siglo I antes de nuestra era, la República Romana vivía sus últimos momentos envuelta en guerras civiles. La desenfrenada ambición del hombre más rico de Roma, Marco Licinio Craso, junto a la envidia que profesaba hacia Pompeyo y Julio César, llevaron a la débil República a vivir una de las derrotas más grandes de su historia, en donde perdieron siete legiones, y donde murió el propio Craso. El triunvirato llegaba a su fin.
Para igualar la fama alcanzada por Pompeyo y César, Craso decidió iniciar una invasión al Imperio Parto hacia el año 53 antes de nuestra era. Inició los preparativos y reunió una fuerza formidable compuesta por siete legiones y cuatrocientos jinetes al mando de su hijo Publio, quien había combatido junto a César en la guerra de las Galias. La expedición se realizó a pesar de la oposición del senado, y bajo un clima tenso, en donde Gayo Ateyo la maldijo con juramentos a los dioses.
La campaña fue un cúmulo de errores de tal magnitud que desde ese entonces se acuño la frase "craso error". El fracaso se debió en gran parte a la prepotencia de Craso que desoyó consejos, y también a su ambición que le impidió aceptar la ayuda de tribus locales, por el simple hecho de no querer compartir el botín que esperaba ganar. Tras las hostilidades, cerca de 40 mil legionarios murieron ya sea por las heridas producidas en batalla o al ser ejecutados por los partos. El resto, cerca de 10 mil legionarios, sobrevivieron pero fueron hechos prisioneros.
Se cree que no todos los legionarios fueron muertos o utilizados para tareas propias de los esclavos, sino que algunos sirvieron como fuerza militar en la frontera oriental del Imperio Parto, para que protegieran a este ante el hostigamiento de los hunos y los escitas. La frontera a la que fueron llevados se cree que fue la zona del río Amu Daria, es precisamente en este momento donde se pierden las pistas de los legionarios romanos y tenemos que esperar a la crónica del historiador chino Ban Gu de la batalla que dirigió el general Gan Yasnou contra los antepasados de los hunos, para encontrar otra posible referencia.
A Ban Gu le llamó la atención un grupo de hombres que peleaban a pie y que realizaban formaciones similares a escamas de pescado, y que además construían sus fortificaciones con estacas y sus campamentos de forma rectangular. Esto fue interpretado por Homer Dubs como la presencia romana en tierras orientales. No es el único elemento que se toma en cuenta, sino también la existencia de una ciudad con el nombre de Liquan (que significa legión). Además de lo anterior, en dicha ciudad que ahora se llama Zhelaizhai, se ha comprobado mediante estudios genéticos que el 46% de la población local cuenta con un genotipo similar al europeo. Esta curiosidad podría explicarse por que Zhelaizhai se encuentra en donde otrora se hallaba la ruta de la seda, frecuentada por otros europeos, como los griegos. La duda queda en el aire, ¿los legionarios pudieron adentrarse en el lejano oriente? es una idea que sin duda excita la imaginación de los especialistas y amantes de la historia.
delcastellano.com › Artículos sobre etimologías de la lengua española › Etimología de «craso»
ResponderEliminarEl adjetivo «craso» tiene que ver solo un poco con el triunviro
Publicado el 11 de Junio de 2013 (actualizado el 29 de Abril de 2017) Deja un comentario
El adjetivo «craso» tiene que ver solo un poco con el triunviro
Índice de contenidos [ocultar]
Etimología de «craso»: ya existía crassus antes de Craso
Genealogías romanas
Más sobre Craso y Carras
Una creencia bastante extendida es la que dice que la etimología de «craso» proviene del triunviro Marco Licinio Craso, concretamente del desastre ocurrido en la batalla de Carras, de donde salió la colocación «craso error», porque el error de Craso fue muy craso, es decir, grave. Basta con hacer una búsqueda en Google para el que quiera ver más al respecto.
Etimología de «craso»: ya existía crassus antes de Craso
Es un craso error pensar que el adjetivo «craso» procede del triunviro Craso
¡Tuitea esto!
Sin embargo, si realizamos una búsqueda en el DLE, vemos que «craso» proviene del adjetivo latino crassus ‘sólido, grueso, denso, gordo, flagrante, burdo’. Era un adjetivo frecuente desde el latín arcaico (recordemos que el latín de la época de Craso era ya el clásico), sinónimo por lo general de pinguis ‘pingüe’, que, como en español, era considerado más bien literario.
Genealogías romanas
Por aquellos tiempos, los romanos nobles tenían tres (o incluso más) nombres, los famosos tria nomina, que, simplificando, consistían en lo siguiente:
1.er nombre: nombre de pila;
2.º nombre: apellido de la familia;
3.er nombre: apellido que una rama de la familia adquiría como sobrenombre.
Dentro de la familia de los Licinios, una rama era la de los Crasos —posiblemente porque el primero que obtuvo ese cognomen estaba entrado en carnes—, a la que pertenecía nuestro Marco Licinio Craso. Es decir, el nombre de la rama familiar procede, a modo de mote o sobrenombre, del adjetivo, y no al revés: el adjetivo no procede del nombre propio. Es algo así como llamarlos «los gordos».
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Más sobre Craso y Carras
Sí que se empleó un adjetivo, Crassianus ‘crasiano → propio de Craso’, para referirse exclusivamente al desastre de la batalla de Carras. Por ejemplo, Plinio el Viejo habla en su Historia natural (VI.47) de cuando el rey Orodes se llevó a Antioquía a los romanos capturados en la masacre crasiana (Crassiana clade).
Como conclusión, vemos, por tanto, que es un craso error creer que esta expresión tiene una relación directa con nuestro Marco o la batalla de Carras: un error craso no es más que un error muy gordo. Por cierto, que este adjetivo llegó a mezclarse con grossus ‘grueso’, dando lugar al vulgar grassus ‘graso’.
❧ Si te ha gustado este artículo, puedes aprender mucho más con mis videocursos de Lingüística y Humanidades, en los que explico de viva voz este y otros temas relacionados.
Javier Álvarez
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Genealogías romanas
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Una creencia bastante extendida es la que dice que la etimología de «craso» proviene del triunviro Marco Licinio Craso, concretamente del desastre ocurrido en la batalla de Carras, de donde salió la colocación «craso error», porque el error de Craso fue muy craso, es decir, grave. Basta con hacer una búsqueda en Google para el que quiera ver más al respecto.
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Es un craso error pensar que el adjetivo «craso» procede del triunviro Craso
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Por aquellos tiempos, los romanos nobles tenían tres (o incluso más) nombres, los famosos tria nomina, que, simplificando, consistían en lo siguiente:
1.er nombre: nombre de pila;
2.º nombre: apellido de la familia;
3.er nombre: apellido que una rama de la familia adquiría como sobrenombre.
Dentro de la familia de los Licinios, una rama era la de los Crasos —posiblemente porque el primero que obtuvo ese cognomen estaba entrado en carnes—, a la que pertenecía nuestro Marco Licinio Craso. Es decir, el nombre de la rama familiar procede, a modo de mote o sobrenombre, del adjetivo, y no al revés: el adjetivo no procede del nombre propio. Es algo así como llamarlos «los gordos».
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Sí que se empleó un adjetivo, Crassianus ‘crasiano → propio de Craso’, para referirse exclusivamente al desastre de la batalla de Carras. Por ejemplo, Plinio el Viejo habla en su Historia natural (VI.47) de cuando el rey Orodes se llevó a Antioquía a los romanos capturados en la masacre crasiana (Crassiana clade).
Como conclusión, vemos, por tanto, que es un craso error creer que esta expresión tiene una relación directa con nuestro Marco o la batalla de Carras: un error craso no es más que un error muy gordo. Por cierto, que este adjetivo llegó a mezclarse con grossus ‘grueso’, dando lugar al vulgar grassus ‘graso’.
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