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domingo, 18 de junio de 2017

LA CAÍDA DE LUCIFER


"En el tercer día de la Creación el principal arcángel de Dios, un querubín llamado Lucifer, hijo de la Aurora ("Helel ben Shahar") se paseaba por el Edén entre joyas centelleantes, su cuerpo resplandeciente con cornalinas, esmeraldas, diamantes, berilos, ónice, jaspe, zafiro y carbunclo, todo engarzado en el oro más puro. Pues durante un tiempo Lucifer, a quien Dios había designado Guardián de todas las Naciones, se comportó discretamente, pero pronto el orgullo le hizo perder la cabeza. "Subiré a los cielos -dijo-, en lo alto, sobre las estrellas de Dios, elevaré mi trono, me instalaré en el monte santo, en las profundidades del aquilón. Subiré sobre la cumbre de las nubes y seré igual al Altísimo. "Dios, observando las ambiciones de Lucifer, lo arrojó del Edén a la Tierra al Seol. Lucifer brilló como un relámpago al caer, pero quedó reducido a cenizas; y ahora su espíritu revolotea a ciegas sin cesar por la oscuridad del Abismo sin Fondo. 

En Isaías XIV, 12-15 se compara con la caída pre-ordenada del rey de Babilonia con la de Helel ben Shahar:

¿Cómo caíste del cielo, 
lucero brillante, hijo de la aurora?
¿Echado por tierra 
el dominador de las naciones?
Tú, que decías en tu corazón;
Subiré a los cielos; en lo alto, 
sobre las estrellas de Él, 
elevaré mi trono; 
me instalaré en el monte santo,
en las profundidades del aquilón.

Subiré sobre la cumbre de las nubes
y seré igual al Altísimo.

Pues bien, al sepulcro has bajado, 
a las profundidades del abismo. 

Esta breve referencia indica que el mito era lo bastante conocido para que no fuera necesario relatarlo por completo, pues Isaías omite todos los detalles del castigo del arcángel por Dios, quien no admitía rivales en su gloria. Ezequiel es más explícito cuando hace una profecía contra el rey de Tiro, aunque omite el nombre de Lucifer:

Fueme dirigida la palabra de Yahvéh diciendo:

Hijo de hombre, canta una elegía de Tiro y dile: Así habla el Señor, Yahvéh: Eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y cabado de belleza. Habitabas en el Edén, en el jardín de Dios, vestido de todas las preciosidades. El rubí, el topacio, el diamante, el crisólito, el ónice, el berilo, el zafiro, el carbuncio, la esmeralda y el oro le cubrían; llenaste tus tesoros y tus almacenes. 

El día en que fuiste creado te pusieron junto al querube colocado en el monte de Dios, y andabas en medio de los hijos de Dios.

Fuiste perfecto en tu camino desde que fuiste creado hasta el día en que fue halla en ti la iniquidad. 

Por la muchedumbre de tus contrataciones se llenaros tus estancias de violencias; y pecaste y le arrojé del monte santo y te eché entre los hijos de Dios; el querube protector te hizo perecer. 

Ensorbecióse tu corazón de hermosura y se corrompió tu sabiduría, y a pesar de tu esplendor, por tus muchos y grandes delitos, yo te eché por tierra; yo te doy en espectáculo a los reyes por la muchedumbre de tus iniquidades. Por la injusticia de tu comercio profanaste tus santuarios; y yo haré salir de en medio de ti un fuego devorador, y te reduciré a cenizas en medio de la tierra, a los ojos cuantos te miran. Todos de entre los pueblos que te conocen se asombrarán de ti. Serás el espanto de todos y dejarás de existir para siempre. 

Lucifer es identificado en el Nuevo Testamento con Satanás (Lucas X, 18; 2 Corintios XI.14) y en las Targum con Samael. 

Fuente: Los mitos hebreos. R.Graves. 







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