Cuenta el antiguo folclor eslavo que estos espíritus femeninos habitan las aguas de los bosques eslavos. Se les describe como mujeres de gran belleza, de piel blanca y de túnica del mismo color.
La mayor parte del tiempo la pasan debajo del agua, y es hasta el mes de junio cuando salen a la superficie, en donde sentadas en las orillas del río cantan extrañas y hermosas canciones con las cuales deleitan a los mortales. También se cree que gustan de subir a los árboles y ahí jugar entre sus ramas, para después bajar y danzar en conjunto, es bien sabido que el lugar donde danzan las rusalkas se vuelve más fértil de lo normal.
Es importante para ellas que su cabello permanezca mojado o húmedo, ya que de lo contrario morirían, es por eso que entre sus pertenencias se encuentra un peine que al ser pasado por su cabellera suelta un chorro de agua.
Para los humanos, la proximidad de las rusalkas puede resultar mortal. Cuando alguien les encuentra mientras se están bañando, los atraen con su hermoso canto y con argumentos infalibles para después ahogarlos. Quien les encuentra danzando se siente atraído de tal manera por imitar sus imposibles movimientos que los intenta reproducir hasta quedar deforme.
Se recomienda no bañarse en ningún río a principio de junio, ni se debe trabajar cerca de sus moradas, ya que si ellas se enteraran de la presencia humana, acabarían con su ganado, cosechas y estropearían las herramientas de trabajo de la gente.
El origen de estos seres es incierto, algunos creen que son espíritus de mujeres que murieron ahogadas, y algunos otros afirman que son las almas de niños que murieron a edad muy temprana.
Uno de los relatos más conocidos sobre las rusalkas es aquel que cuenta que una rusalka se enamoró de un príncipe mortal y salió del agua. Para sobrevivir en tierra tuvo que sacrificar su voz pero durante un tiempo fue feliz, no obstante, su amado la dejó por una mortal y ella regresó afligida al agua.
0 comentarios:
Publicar un comentario