Sobre el Karst, a pocos kilómetros de las fabulosas grutas de Postumia, las segundas del mundo por su extensión, otra gigantesca caverna cavada en una vertiginosa pared rocosa de más de 120 metros de altura cobija un castillo completo.
Luknja, el agujero, es como llaman los habitantes de la zona a la inmensa cavidad en la que ya en el siglo XIII había sido construido el castillo que a finales de siglo pertenecía a la familia Lueger. En 1478, feudo y fortaleza pasaron en herencia a Erasmo Lueger, que en lugar de permanecer fiel al emperador Federico de Habsburgo se alineó con el rey de Hungría Maías Corvino. Federico reaccionó haciendo matar al caballero Andreas Baumkirchner, el mejor amigo de Erasmo, que a su vez se vengó matando a un pariente del emperador. Detenido y encerrado en una celda, logró huir y llegar a su feudo, un territorio boscoso y difícilmente accesible, refugiándose en el seguro y casi invisible castillo escondido en la cueva. Desde allí comenzó con sus fieles a asaltar a las caravanas que desde el puerto de Trieste transportaban las mercancías hacia el interior del país. El gobernador de Trieste, encargado por el soberano de poner fin a esas actuaciones, sólo logró, después de mucho tiempo y gracias a las huellas dejadas sobre la nieve, descubrir dónde se escondía aquel Robin Hood esloveno. El castillo encajado en la montaña fue asediado con la certeza de que pronto caería por el hambre de sus habitantes, pero Erasmo, que conseguía los alimentos a través de una galería excavada en la roca que llegaba hasta el bosque situado más arriba, se burlaba de los que le asediaban lanzando sobre ellos con las catapultas alimentos de todo tipo. Sólo la traición pudo con aquel rebelde: un sirviente, a cambio de una importante cantidad de dinero, reveló al Gobernador que Erasmo se acercaba todas las noches a un determinado punto del castillo precisamente junto al acantilado. Allí estaban las letrinas, en las que el escurridizo bandolero tenía por fuerza que ir en persona. El traidor colocó un trapo blanco que los cañones del gobernador tomaron como punto de mira, y a una señal del siervo de Erasmo, esta cayó sepultado bajo los sillares del castillo arrancados por los cañonazos. Posteriormente, el castillo, ya en pésimo estado, fue abandonado y sustituido por otro nuevo hecho construir en el exterior de la gruta en 1570, en un elegante estilo renacentista tal se encuentra en a actualidad.
El toponimo significa "delante de la gruta"porque el castillo se encuentra en la entrada de una grandiosa caverna. Es sorprendente la forma en que la arquitectura fue adecuada a las exigencias del terreno. Las primera noticias del primitivo castillo, llamado de Jama se remontan al siglo XIV, pero el edificio actual es del siglo XVI. En 1567, los Kobenzel hicieron construir un nuevo castillo sobre unos cimientos excavados en la roca, en el exterior de la gruta, aunque una parte quedaba bajo la pared directamente sobre el precipicio.
La entrada fue abierta mediante un puente de madera en un torreón al que llegaba la vía de acceso. Enfrente se hallaba el portal del anterior del castillo, en tiempos mediante un puente levadizo. El edificio esta orientado de este a oeste para alcanzar la mayor altura, precisamente en la caverna. El torreón de entrada se distingue de los demás cuerpos por los ángulos construidos con bloques calcáreos superpuestos a la manera de los llamados ángulos anclados; sobre el escudo de los Kobenzel se puede ver la fecha 1570, época en la que fue acabada la parte central. Pocos eran los espacios disponibles dado que la pared rocosa permitía una limitada profundidad; muchas de las escaleras que conducen a los pisos superiores están construidas directamente sobre la roca. No falta la capilla, encajada entre el ala central y la del este dedicada a Santa Ana y ricamente ornamentada. Un largo y célebre paso secreto -hoy cerrado mediante una puerta de hierro- conduce hasta el bosque sobre el altiplano a través del que conseguían las provisiones durante los asedios.
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