Cuentan que un día Hades, el dios del inframundo, se encontró con su hermano Zeus, y le confesó que estaba enamorado de su sobrina Perséfone, la hija que había tenido el padre de los dioses con Deméter. Zeus contrariado por la situación no se pronunció abiertamente sobre el tema y se limitó solamente a guiñar el ojo. Hades interpretó esto como un sí, y se marchó a Sicilia en busca de la joven Perséfone, quien se encontraba recogiendo flores junto a unas ninfas, aprovechó el momento y la subió a un carro fúnebre y la condujo a sus dominios.
Angustiada por la repentina desaparición de su hija, Deméter vagó por toda Grecia en busca de ella, no comió ni bebió cosa alguna hasta que en su regreso a Atenas, pasó por Eleusis donde fue atendida con gran amabilidad, ahí mismo le informaron que habían visto a su hija a bordo de un carro fúnebre que de pronto se adentró en las profundidades de la tierra. Deméter supo de inmediato que ese carro era conducido por Hades, dios del inframundo, y para ello interrogó al Sol, que todo lo ve, para que le confirmara la noticia, cuando así lo hizo, Deméter se negó a regresar al Olimpo y se quedó vagando en Grecia, prohibiéndole a los árboles que diesen frutos y a la hierba que creciese para alimentar al ganado. Si su situación se prolongaba, no pasaría mucho tiempo para que la vida en la Tierra terminase. Preocupado por la situación, Zeus rogó a Deméter que terminara su venganza, pero la diosa lo haría solamente si le regresaban a su hija. Entonces Zeus envió a Hermes para que hablara con Hades y le contara la situación. Hades accedió, sin embargo, Perséfone había comida tres granos de una fruta del inframundo, cada grano significaba un mes de permanencia en el Hades.
Los dioses hicieron un trato y convinieron que Perséfone se casara con Hades y que permaneciera tres meses bajo tierra durante cada año, y el resto junto a su madre. Durante el tiempo que Perséfone permanece alejada, las flores, los árboles y la hierba entristecen y mueren y da comienzo el invierno. Cuando regresa a la superficie reflorecen, y todo ser vivo celebra la llegada de la hija de la diosa Deméter.
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