A unos 40 kilómetros de Madrid, a orillas del río que lleva su nombre, Manzanares el Real fue fundado en 1247 y entregado después al señorío de uno de los grandes reinos de Castilla, Don Pedro González de Mendoza, el rey Juan II heredó el feudo como condado y heredó este título a Don Iñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana.
El castillo fue levantado entre 1435 y 1480, por este y confiando el proyecto y la dirección de los trabajos a Juan Guas que en 1476 construyó la obra maestra de llamado estilo isabelino, la iglesia de San Juan de los Reyes, en Toledo, para los Reyes Católicos Fernando e Isabel. En el siglo XVI Felipe II eligió Manzanares el Real para fundar el monasterio de San Lorenzo, poco después, creyendo que el lugar estaba demasiado cercano a Madrid optó por el Escorial para asegurar el tranquilo retiro que deseaba.
Los límites septentrionales del estilo mudéjar lo constituían los castillos fortificados, escribió Marcel Dieulafoy. La vieja España fue una singular mezcla de arte gótico y musulmán; civilización compleja que en la parte más exultante creó el arte llamado mozárabe (del mosta´rib, o bien arabizado) cuando se desarrollaba en territorio musulmán y mudéjar cuando (de mudeddjan "autorizado a habitar") cuando se radicaba en territorio cristiano. Este castillo fue construido en las cercanías de otro importante de la familia Mendoza, que incorporaba en la capilla restos del siglo XIII y XIV. En 1480, los poderosos propietarios quisieron que fuera añadida una espléndida galería de estilo isabelino mudéjar -el isabelino se caracteriza por su extraordinario gusto ornamental unido a formas tardogóticas del flamígero alemán- y una vistosa torre del homenaje de planta octagonal, decorada con almohadillas esféricas y falsas barbacanas que se convirtió en una de las famosas de España.
De la relación entre ambos mundo surgió el castillo-palacios españoles, el que con más fortuna asumió la doble función estética y funcional. Actualmente es administrado por la ciudad de Madrid.
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