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sábado, 25 de noviembre de 2017

Castillo de Blois


Quizá en tiempos de los romanos ya existía una fortaleza sobre el espolón que por un lado domina sobre el Loira y por el otro da a uno de los numerosos valles abiertos por el curso del río; pero el castillo pasó a ser importante en la época feudal, bajo los condes de Blois, de los cuales pasó a la familia Châtillon. En 1391 lo compró Luis, duque de Orleans el ambicioso segundo hijo del rey Carlos IV, quién en 1407 fue asesinado por los esbirros de su primo el duque de Borgoña. Entonces la viuda, Valentina Visconti, se confinó en aquel castillo, dónde solo sobrevivió a su marido poco más de un año, encerrada en una habitación tapizada de negro donde sufria el dolor que finalmente terminó con su vida.

Su hijo Carlos, capturado por los ingleses en la batalla de Azincourt, pudo disfrutar del castillo sólo después de haber pasado casi veinticinco años en una prisión más allá del Canal de la Mancha, durante los cuales escribió algunas de las más hermosas poesías de aquel siglo. De vuelta en Francia con cincuenta años, se enamoró de la joven de catorce años María de Claves, se casó con ella y fueron a vivir a Blois, completamente restaurado y convertido en una joya arquitectónica frecuentada por artistas y escritores, aquí María dio a luz a su hijo que sería el futuro Luis XII y que vivía en el castillo con más frecuencia y felicidad que en París. También su sucesor Francisco I, marido de su hija Claudia, pasó en Blois gran parte de su tiempo, pero cuando ella murió en 1524, pasó su vida entre los castillos de Chambord y Fontainebleau, aunque no dejó de ampliar y embellecer Blois como ya había hecho su predecesor.

Aquí se establecieron, entre otros Enrique II, hijo de Francisco y marido de Catalina de Médicis, y su hijo Carlos IX y Enrique III en tiempos de religión entre católicos y hugonotes, que sacudieron Francia e hicieron de la ultracatólica París un lugar poco seguro para los soberanos, que a pesar de ser católicos intentaban con enormes dificultades mantener cierto equilibrio entre las partes en conflicto. Fue en Blois donde Enrique III hizo matar al duque de Guisa y su hermano el Cardenal de Lorena, jefe de la coalición católica, que amenazaba con destronarlo. El duque había sido informado, pero consideraba al rey un débil que no era capaz de realizar un acto tan audaz, y se presentó en el castillo donde fue traicionado por los caballeros de la guardia real.

Pocos días después moriría, en otra estancia de Blois, la reina madre Catalina de Médicis aconsejando a su hijo que “juntara lo que había separado”. Pero Enrique III no tuvo tiempo para ello, ya que poco después murió a manos de un fraile católico. Esta muerte marcó el abandono del castillo de Blois: Enrique IV, que en el castillo había celebrado su boda con Margarita, hermana de Enrique III, lo frecuentó muy poco al igual que Luis XIII quien lo utilizó como prisión para desterrar a María de Médicis siguiendo el consejo del Cardenal Richelieu.

La ilustre prisionera logró evadirse a pesar de su gran corpulencia, escapar descendiendo por la muralla del castillo en una escalera de cuerda después de dos años de reclusión, en 1619. Blois se convirtió en un lugar de retiro para el hermano del rey, Gastón de Orleáns,príncipe intrigante que allí creó una corte alternativa a la del rey, e hizo demoler las estancias de Carlos y una parte del ala de Frnaciso I para dejar sitio a un grandioso proyecto de Francois Mansart sólo parcialmente realizado. Muerto Gastón en 1660, Blois fue prácticamente abandonado. 

Reducido a Cuartel en el siglo XIX, fue posteriormente restaurado entre 1843 y 1870, si bien con los excesos decorativos propios de la época (después eliminados), de manera que se salvó de caer en la ruina.

Asentamiento paleolíticos ya dan testimonio de la excepcional ubicación de Blois, del que las primeras noticias de su existencia se remontan al IX, cuando era un feudo de los condes del mismo nombre que hasta el siglo XIII reconstruyeron varias veces la fortaleza. A finales del siglo XIV, el castillo fue enriquecido con grandes ventanales, galerías y desvanes de estilo profundamente gótico.

Bajo el reinado de Francisco I fueron construidos varios edificios, grandes obras maestras del primer Renacimiento francés, cubiertos con tejado de pizarra adornados con altas chimeneas, imponentes tragaluces, trabajadas balustras, cornisas de inspiración italiana, ventanales embellecidos con columnas adosadas y molduras horizontales que conforman el orden arquitectónico principal en todos los castillos de Loira.

El elemento más conocido es la escalinata en forma de caracol inserta en una torre octagonal que sobresale sobre el patio de honor; aquí desde sus triples balcones el rey y so corte recibían a sus invitados. Enrique IV se sintió cómodo en esta residencia e hizo construir un porticado de 200 metros en torno al jardín. Gastón de Orleans encargó a Francois Mansart que añadiera un ala de estilo clásico, que combinaba mal con los edificios renacentistas que había querido demoler. En el siglo XVIII fue abandonado y sus jardines fueron parcelados.

Blois LouisXII interior.jpg

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