En el extremo norte del país habitan los ainu, y eran conocidos como "los forasteros". Esta zona podía dividirse en tres partes: la septentrional, a la que todavía no llegaba el poder de la autoridad central; la occidental (estado de Dewa), dónde a veces había rebeliones en contra de los gobernantes; y la oriental (estado de Mutsu, hacia el Océano Pacífico) que, gracias a la muy influyente familia Abe, gozaba de 200 años de la larga paz después de haber sido sometida por Sakanoue-no-Tamuramaro. Al jefe de esta familia el emperador le concedió título de nobleza y lo nombró oficial imperial. Sin embargo, a pesar de tales consideraciones, se insubordinó contra el gobernador.
El Gobierno central nombró entonces, como nuevo gobernador, a Minamoto-no-Yoriyoshi, un sobresaliente guerrero. Al recibirlo, el señor Abe juró obediencia total al régimen, obsequiandole con caballos y gran cantidad de oro, pero en el camino de regreso al castillo de Taga, las huestes de Yoriyoshi fueron atacadas. Este señaló al hijo del señor Abe como culpable. Para defender su honor, el señor Abe declaró la guerra al gobernador y pelearon durante siete años, hasta que finalmente Yoriyoshi lo venció con ayuda de la poderosa familia Dewa: Kiyohara.
Así fue como la gran familia Abe del norte, que no era fuerte militarmente, sino que también había logrado un considerable desarrollo cultural al asimilarse a la vida de los nobles del centro, desapareció. Los enormes recursos con que contaron (caballos y oro, muy abundantes en esa región), dejaron latente la posibilidad de que Yoriyoshi provocara la guerra al codiciar la riqueza.
Aparición de la clase guerrera
Al principio, el gobierno reclutaba a los campesinos sin hacer distinción alguna entre ellos para enviarlos a los campos de batalla, pero como resultaba muy costoso porque le quitaba tiempo a la gente de menores recursos para cultivar los campos, lo que impedía que cumpliera con sus tributos, el reclutamiento se limitó a los hijos de campesinos ricos, quienes se dedicaban principalmente a las artes marciales. Asimismo, muchos hijos de los oficiales que se quedaban en las provincias también procuraban ejercitarse en las armas (como Masakado). De este modo en aquellas regiones aumentaron los guerreros profesionales que se enorgullecían de "pertenecer a la casa de algún caballero". Unos se constituían en bandidos y otros marchaban a la capital (Heian) para ocuparse en la guardia de los nobles de alto rango, o en la policía del palacio y la ciudad. Aunque pertenecían a una clase que estaban al servicio de los nobles, algunos se destacaron como excelentes guerreros y obtuvieron títulos de nobleza por sus sinceros servicios.
Minamoto-noYoshiie, hijo de yoriyoshi y heredero legitimo de la gran casa del guerrero, era el más famoso de aquel tiempo. Servía al primer ministro y, en ocasiones, escoltaba al emperador. En aquel entonces fue asignado al gobernador de Mutsu, tierra oriental de "los forasteros", cuando ocurrió una pelea en la familia Kiyohara, aquella que colaborara con Yoriyoshi para derrotar a Abe y que había dominado la vasta tierra reunida. Muchis guerreros lo siguieron, rindiéndole homenaje, y Yoshiie pacifico la zona en tres años. Después de haber llevado a cabo su misión, solicitó el gobierno el pago para sus guerreros, pero la petición fue rechazada con el pretexto de que había sido un conflicto privado. Yoshiie, entonces, los remuneró con sus propios bienes, acto que conmovió a los hombres, fortaleció su lealtad y estableció la caballería, esto es, la conciencia de ser un buen guerrero; una manera particular de comportarse como hombres valientes.
La lealtad a su señor, el desdén por la cobardía y un alta estima por la vida de mujeres y niños eran los elementos de la caballería. Se cuenta que, al ser sorprendido por el enemigo, un señor se escondió entre arbustos fingiendo ser mujer, y que con esta argucia consiguió salvarse, pero que después sintió tal vergüenza de su actitud, que atacó al adversario armas en mano y a la cabeza de su tropa. Cuando venció al enemigo, ordenó a sus hombres que llevaran a la esposa de este a la casa de sus padres, escoltándola atentamente. En otra historia, un guerrero recibió un flechazo en un ojo y su compañero trató de sacarlo apoyando el pie en la cara del herido. El guerrero no sólo rechazó, sino que que trató de apuñalarlo diciendo "Un guerrero de verdad no teme a la muerte, pero tampoco tolera la vergüenza de ser pisado en la cara por una sandalia sucia".
También se consideraba importante tener capacidad para apreciar la belleza. Los guerreros locales querían absorber afanosamente la cultura de los nobles, por lo que trataban de asemejarse a ellos, aun cuando las diferencias entre su vida eran muy grandes. Durante la guerra contra Abe, Yoshiie, que combatía con su padre, acosó a Sadatô hijo del señor de Abe, pero le perdonó la vida y le permitió huir porque recitó un buen poema improvisado, en respuesta al de Yoshiie, quien lo apreció mucho.
Desarrollo de los campos privados
Aunque todavía estaba vigente la ley fundamental de que la tierra y el pueblo pertenecían al país, con la enmienda del año 743 los campos particulares de los nobles, de los templos y de la gente común aumentaban rápidamente. De hecho, ya en el siglo XI, en algunos estados representaban casi la mitad de su territorio.
Una de las causas de este rápido aumento de la propiedad privada lo constituyó la remuneración de los oficiales. A pesar de que el gobierno se vio en la necesidad de incrementar en número de burócratas, no tenía recursos suficientes para pagarles. El deber de los ministros era mantener el campo público, defendiéndolo contra la invasión privada, pero ellos mismos deben recurrir a sus propios campos y contar con sus productos a falta de sueldos. Además, tales campos provocaron otros problemas: todos los poseedores querían la exención tributaria. Originalmente, solo los grandes templos y del emperador estaban exentos, pero con el paso del tiempo, esta disposición se extendió a campos privados. También se procuró evitar la interferencia de los oficiales nacionales.
Para mantener los campos privados se necesitaba poder y este dependía de alguno de los tres factores: poseer un título de alto rango, pertenecer a un templo influyente o tener fuerza militar. Cuando alguien ya no podía mantener su campo, a causa de su avanzada edad por ejemplo, solía regalarlo al poderoso del momento, reservando su posición de lugarteniente. A principios del siglos XI, el primer ministro Michinaga tenía gran cantidad de tierras que le habían sido regaladas, y al final del mismo siglo el emperador tuvo que promulgar una orden que prohibía el obsequio de campos a Yoshiie, ya que estaba acumulando un nuevo tipo de poder.
Recuperación del poder imperial
La luna llena con que compraba su vida Michigana comenzó a menguar prontamente durante los últimos años de su hijo Yorimichi, quien, como su padre, quería convertirse en el abuelo del emperador, pero no pudo, porque su hija casada con el emperador no dio a luz. Después de 170 años de regencia de los Fujiwara (a pesar de las constantes interferencias), un príncipe que no tenía relación con esta familia accedió al trono, su nombre era Gosanziô y tenía 35 años.
Este emperador, además de valentía, poseía inteligencia y no se dejó presionar por Yorimichi. Dedicó sus esfuerzos a mejorar el régimen, fijó la unidad de medida y el precio de las materias primas, y ordenó disminuir, imparcialmente, los campos privados, incluyendo los de la familia Fujiwara, por medio de una oficina deslindadora especial. En consecuencia, muchas haciendas irregulares fueron confiscadas y convertidas en campos públicos. Con estas acciones el pueblo entendió que la nueva autoridad estaba por encima de la poderosa familia Fujiwara.
Sin embargo, después de solo cuatro años de reinado, Gosanziô abdicó en favor del príncipe heredero, y al año siguiente murió. Su repentina abdicación es un enigma. Algunos historiadores suponen que intentó continuar su reinado como regente, aunque no pudo hacerlo por su inesperada muerte. Lo que si fue cierto es que quería evitar la regencia de la familia Fujiwara.
Regencia del ex emperador
El joven emperador Shirikawa sucedió a Gosanziô y reinó durante 10 años para después abdicar en favor de su hijo, el príncipe niño Horikawa. El abuelo de este nuevo emperador era el hijo de Yorimichi, y ocupaba el puesto de ministro supremo, por lo que, naturalmente, se esperaba que llegara a regente. Sin embargo, este no insistió ni intentó ningún ardid para recuperar el poder de la familia Fujiwara. En consecuencia, el ex emperador Shirakawa continuó reinando como regente.
El hijo de Yorimicho no intento llegar a la regencia porque, el verdadero padre de su hija adoptiva era un ministro que, al mismo tiempo era su compañero y rival; y por los cambios en las costumbres matrimoniales: antes, la mujer recibía al esposo en sus casa, dónde ella permanecía aún después del matrimonio, daba a luz y criaba a sus hijos. A causa de esta tradición los padres de la mujer tenían gran influencia sobre sus nietos. No obstante las cosas habían cambiado: ahora después de casarse, los consortes vivían juntos en su propia casa y criaban a sus hijos, situación que debilitó mucho la influencia de los abuelos maternos. Este cambio, por supuesto, también afectó el poderío de la familia imperial.
El emperador Horikawa murió después de ocupar 20 años el trono, y su sucesor fue el príncipe heredero todavía niño. Naturalmente, el ex emperador Shirakawa continuaba como regente, y su larga permanencia en el poder había aumentado su arrogancia. Una anécdota cuenta que, en cierta ocasión, la ceremonia de un templo de inauguración de un templo recién construido debió ser aplazada por una fuerte lluvia. La siguiente vez se pospuso por la misma razón, y en la tercera, ocurrió lo mismo. A la cuarta, forzaron la inauguración, aunque seguía lloviendo y el ex emperador ordenó que metieran la lluvia en un frasco y la confinaron a la cárcel. En realidad, en los últimos días de su reinado de 57 años, Shirikawa se había convertido en un verdadero dictador que manipulaba a sus vasallos libremente, ofreciéndoles títulos a su gusto.
Base del poder del emperador
El poder de Shirakawa era sostenido por gobernadores y militares, es decir, poseedores del dinero y la fuerza marcial. Los gobernadores podían acumular enormes riquezas aprovechándose de su autoridad y de los recursos de la bodega nacional para enriquecerse, haciendo trabajar a los campesinos en sus campos privados y prestándoles arroz a un alto interés. Mientras enviara suficientes tributos, el régimen no interfería con ellos. El ex emperador se aprovechaba de sus riquezas, dándoles a cambio títulos nobiliarios más altos. Para reforzar su poder también se valía de los guerreros que le rodeaban. En realidad, necesitaba su guardia para protegerse de los ladrones y asesinos entonces abundaban en los alrededores. Al ex emperador le causaban especial dolor de cabeza los monjes-soldado de los grandes templos, pues llegaban intempestivamente para solicitar diversas cosas, amenazando con el símbolo sacro y las armas en las manos. Eran muy tenaces, Shirakawa solía decir: "La corriente del Kamo (el río en Kyôto), los números de los dados y los monjes-soldado nunca me obedecen".
El número uno de los guerreros de la corte de Minamoto-no-Yoshiie, pero era demasiado popular como jefe del clan Minamoto (incluso muchos señores autóctonos querían rendirle vasallaje), por lo que todos los nobles del centro, incluyendo al ex emperador, temía que si poder aumentara aún más, si bien le apreciaban bien por sus méritos como guerrero. Así pues, el ex emperador le dio la oportunidad a su hermano, que era mucho menos popular que Yoshiie, que demostrara su valor. Más tarde haría lo mismo con Taira-noTadamori, un guerrero casi desconocido pero de la mejor estirpe, descendiente del remoto emperador Kanmu, y que además era muy sagaz y valiente. El ex emperador Shirakawa lo trató especialmente bien, elevándolo al rango de noble.
Tadamori fue el primer guerrero de la historia de Japón que ascendió a la posición más alta. Lo anterior señaló un cambio significativo que sorprendió a los nobles e incrementó el orgullo de los militares. No obstante, hay que añadir que él (al igual que Yoshiie) también era muy rico, tenía sus propias haciendas (además de los grandes bienes que había obtenido durante su mandato como gobernador), y todavía estaba detrás de los nobles. El siguiente episodio explicará mejor la situación: "Un guerrero y un noble que servían al ex emperador Shirakawa se disputaban unos terrenos. Un día, el ex emperador preguntó a un noble:
-¿Y cómo va la disputa?
-Pues todas las cosas pueden considerarase a favor de ambas partes, pero en este caso, no hay duda de que mi parte es la más justa. No entiendo por qué V. M. vacila en pensarlo así
El ex emperador dijo:
-Como tienes muchas haciendas, no te molestara mucho si pierdes una. Para él es la única, si la pierde se volverá loco.
Después de escuchar esas palabras el noble otorgó su hacienda al guerrero, quién le agradeció y en seguida juró hacerse su vasallo. Otro día cuando el noble salió de noche sin guardia, aparecieron unos soldados armados a caballo. El temeroso noble les preguntó qué querían y contestaron.
-Nuestro señor (el guerrero al que le había sido otorgado el terreno) nos mandó a que le acompañasemos hasta su destino."
Para mantener los campos privados se necesitaba poder y este dependía de alguno de los tres factores: poseer un título de alto rango, pertenecer a un templo influyente o tener fuerza militar. Cuando alguien ya no podía mantener su campo, a causa de su avanzada edad por ejemplo, solía regalarlo al poderoso del momento, reservando su posición de lugarteniente. A principios del siglos XI, el primer ministro Michinaga tenía gran cantidad de tierras que le habían sido regaladas, y al final del mismo siglo el emperador tuvo que promulgar una orden que prohibía el obsequio de campos a Yoshiie, ya que estaba acumulando un nuevo tipo de poder.
Recuperación del poder imperial
La luna llena con que compraba su vida Michigana comenzó a menguar prontamente durante los últimos años de su hijo Yorimichi, quien, como su padre, quería convertirse en el abuelo del emperador, pero no pudo, porque su hija casada con el emperador no dio a luz. Después de 170 años de regencia de los Fujiwara (a pesar de las constantes interferencias), un príncipe que no tenía relación con esta familia accedió al trono, su nombre era Gosanziô y tenía 35 años.
Este emperador, además de valentía, poseía inteligencia y no se dejó presionar por Yorimichi. Dedicó sus esfuerzos a mejorar el régimen, fijó la unidad de medida y el precio de las materias primas, y ordenó disminuir, imparcialmente, los campos privados, incluyendo los de la familia Fujiwara, por medio de una oficina deslindadora especial. En consecuencia, muchas haciendas irregulares fueron confiscadas y convertidas en campos públicos. Con estas acciones el pueblo entendió que la nueva autoridad estaba por encima de la poderosa familia Fujiwara.
Sin embargo, después de solo cuatro años de reinado, Gosanziô abdicó en favor del príncipe heredero, y al año siguiente murió. Su repentina abdicación es un enigma. Algunos historiadores suponen que intentó continuar su reinado como regente, aunque no pudo hacerlo por su inesperada muerte. Lo que si fue cierto es que quería evitar la regencia de la familia Fujiwara.
Regencia del ex emperador
El joven emperador Shirikawa sucedió a Gosanziô y reinó durante 10 años para después abdicar en favor de su hijo, el príncipe niño Horikawa. El abuelo de este nuevo emperador era el hijo de Yorimichi, y ocupaba el puesto de ministro supremo, por lo que, naturalmente, se esperaba que llegara a regente. Sin embargo, este no insistió ni intentó ningún ardid para recuperar el poder de la familia Fujiwara. En consecuencia, el ex emperador Shirakawa continuó reinando como regente.
El hijo de Yorimicho no intento llegar a la regencia porque, el verdadero padre de su hija adoptiva era un ministro que, al mismo tiempo era su compañero y rival; y por los cambios en las costumbres matrimoniales: antes, la mujer recibía al esposo en sus casa, dónde ella permanecía aún después del matrimonio, daba a luz y criaba a sus hijos. A causa de esta tradición los padres de la mujer tenían gran influencia sobre sus nietos. No obstante las cosas habían cambiado: ahora después de casarse, los consortes vivían juntos en su propia casa y criaban a sus hijos, situación que debilitó mucho la influencia de los abuelos maternos. Este cambio, por supuesto, también afectó el poderío de la familia imperial.
El emperador Horikawa murió después de ocupar 20 años el trono, y su sucesor fue el príncipe heredero todavía niño. Naturalmente, el ex emperador Shirakawa continuaba como regente, y su larga permanencia en el poder había aumentado su arrogancia. Una anécdota cuenta que, en cierta ocasión, la ceremonia de un templo de inauguración de un templo recién construido debió ser aplazada por una fuerte lluvia. La siguiente vez se pospuso por la misma razón, y en la tercera, ocurrió lo mismo. A la cuarta, forzaron la inauguración, aunque seguía lloviendo y el ex emperador ordenó que metieran la lluvia en un frasco y la confinaron a la cárcel. En realidad, en los últimos días de su reinado de 57 años, Shirikawa se había convertido en un verdadero dictador que manipulaba a sus vasallos libremente, ofreciéndoles títulos a su gusto.
Base del poder del emperador
El poder de Shirakawa era sostenido por gobernadores y militares, es decir, poseedores del dinero y la fuerza marcial. Los gobernadores podían acumular enormes riquezas aprovechándose de su autoridad y de los recursos de la bodega nacional para enriquecerse, haciendo trabajar a los campesinos en sus campos privados y prestándoles arroz a un alto interés. Mientras enviara suficientes tributos, el régimen no interfería con ellos. El ex emperador se aprovechaba de sus riquezas, dándoles a cambio títulos nobiliarios más altos. Para reforzar su poder también se valía de los guerreros que le rodeaban. En realidad, necesitaba su guardia para protegerse de los ladrones y asesinos entonces abundaban en los alrededores. Al ex emperador le causaban especial dolor de cabeza los monjes-soldado de los grandes templos, pues llegaban intempestivamente para solicitar diversas cosas, amenazando con el símbolo sacro y las armas en las manos. Eran muy tenaces, Shirakawa solía decir: "La corriente del Kamo (el río en Kyôto), los números de los dados y los monjes-soldado nunca me obedecen".
El número uno de los guerreros de la corte de Minamoto-no-Yoshiie, pero era demasiado popular como jefe del clan Minamoto (incluso muchos señores autóctonos querían rendirle vasallaje), por lo que todos los nobles del centro, incluyendo al ex emperador, temía que si poder aumentara aún más, si bien le apreciaban bien por sus méritos como guerrero. Así pues, el ex emperador le dio la oportunidad a su hermano, que era mucho menos popular que Yoshiie, que demostrara su valor. Más tarde haría lo mismo con Taira-noTadamori, un guerrero casi desconocido pero de la mejor estirpe, descendiente del remoto emperador Kanmu, y que además era muy sagaz y valiente. El ex emperador Shirakawa lo trató especialmente bien, elevándolo al rango de noble.
Tadamori fue el primer guerrero de la historia de Japón que ascendió a la posición más alta. Lo anterior señaló un cambio significativo que sorprendió a los nobles e incrementó el orgullo de los militares. No obstante, hay que añadir que él (al igual que Yoshiie) también era muy rico, tenía sus propias haciendas (además de los grandes bienes que había obtenido durante su mandato como gobernador), y todavía estaba detrás de los nobles. El siguiente episodio explicará mejor la situación: "Un guerrero y un noble que servían al ex emperador Shirakawa se disputaban unos terrenos. Un día, el ex emperador preguntó a un noble:
-¿Y cómo va la disputa?
-Pues todas las cosas pueden considerarase a favor de ambas partes, pero en este caso, no hay duda de que mi parte es la más justa. No entiendo por qué V. M. vacila en pensarlo así
El ex emperador dijo:
-Como tienes muchas haciendas, no te molestara mucho si pierdes una. Para él es la única, si la pierde se volverá loco.
Después de escuchar esas palabras el noble otorgó su hacienda al guerrero, quién le agradeció y en seguida juró hacerse su vasallo. Otro día cuando el noble salió de noche sin guardia, aparecieron unos soldados armados a caballo. El temeroso noble les preguntó qué querían y contestaron.
-Nuestro señor (el guerrero al que le había sido otorgado el terreno) nos mandó a que le acompañasemos hasta su destino."
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