El imperio moghul se encontraba en su apogeo, cuando en 1635 Shah Jaban cuyo nombre significa "Rey del Mundo", de Agra ordenó la construcción de una nueva capital al lado de la vieja Delhi: Shahjahanabad. En 1638 se estableció en lo que todavía era una polvorienta y ruidosa cantera, y al año siguiente, después de que sus astrólogos hubieran descubierto mediante cuidadosos cálculos el día más preciso para iniciar la construcción, puso la primera piedra de un nuevo palacio, el Lal Qila o "Fortaleza Roja". Hicieron falta nueve años para finalizar el grandioso edificio, de más de un kilómetro de largo y 600 metros de ancho, y 116,6 toneladas de plata para pagar por los trabajos. Más de 50 toneladas fueron gastadas para hacer los muros de la ciudad, los jardines y la mezquita, la Jami Masjid, en la que podían reunirse hasta cuarenta mil personas.
En el palacio, rodeada de murallas almenadas de arenisca roja y por las aguas del río Jumna, vivían los diez mil hombres de la guardia imperial además de una numerosísima servidumbre; en las caballerizas había miles de caballos; las cocinas podían alimentar a la ciudad entera. Allí vivían los sastres y los joyeros de la corte, así como los músicos por cuyas interpretaciones se podía saber qué estaba haciendo o dónde debía estar el emperador en un momento determinado, junto a los eunucos del harén y a los cortesanos, los juglares que se exhibían a lomo de los elefantes y los ministros que gobernaban un Estado más grande que toda Europa.
Cuando Shah Jahan, dos veces al día, se acercaba al balcón de mármol taraceado que daba a la inmensa plaza llamada de las Audiencias Públicas esta era completamente recubierta por una pieza de seda, mientras la nobleza del imperio ocupaba su posición en la sala cubierta con láminas de oro y plata. Más allá de la plaza comenzaban los aposentos privados pintados con frescos y rodeados por diferentes jardines y fuentes. El centro de la Fortaleza Roja y del imperio moghul era la Sala de las Audiencias Privadas, que tenía un techo de plata maciza sostenido por treinta y dos columnas cubiertas de gemas. En el centro brillaba el trono del Pavo Real, el lugar más costoso sobre el que se ha sentado un hombre, ya que esta literalmente cubierto por zafiros, rubíes, diamantes, esmeraldas y perlas. De él se apoderaron los invasores persas en 1739 y lo dividieron en tres partes. Estaba situado en una losa de mármol en la que el emperador hizo esculpir dos versos entusiastas: Si hay un paraíso en la Tierra/ está aquí, está aquí, ¡oh! está aquí. También las estancias menores tenían techos de plata excepto la más grande del harén, que lo tenía parcialmente de oro (pesaba dos toneladas), las paredes estaban adornadas con miniaturas enmarcadas por veinte mil gemas. En los jardines, en uno de los cuales sólo crecían flores rojas y en otro flores blancas, las fuentes lanzaban chorros de agua de rosas. En todas las estancias había agua corriente. A las diez en punto, el dios de aquel paraíso de iba a dormir, mientras un lector escondido detrás de una mampara leía algunas páginas de algunos de sus libros preferidos hasta que el sueño vencía la resistencia del soberano. Pudo disfrutar de su fastuosa creación como monarca absoluto hasta 1658, y después durante otros ocho años, como prisionera aislado del mundo, depuesto por su ingrato hijo Aurangzeb.
La Fortaleza Roja o Lal Qila, recibe su propio nombre de las impresionantes murallas de piedra roja y es el monumento más conocido de la capital. Fue llevado sobre terrazas del Jamuna, como ciudadela y residencia imperial por la séptima Delhi (hoy día la vieja Delhi). La construcción acabo en 1648 y exigió la perticipación de los mejores oficiales, además de la inversión de grandes sumas de dinero.
Más allá del enorme foso se extiende la muralla exterior que todavía tiene dos kilómetros de longitud con una altura que alcanza casi los veinte metros al lado del río, y más de treinta en la parte que da a la ciudad, La fortaleza representaba sobre todo un símbolo de fuerza.
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