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domingo, 26 de agosto de 2018

NUMA POMPILIO, REY DE ROMA


Numa, sabino de origen, es el segundo rey de Roma en las leyendas de la fundación. Nació el día en que Rómulo fundó la ciudad y casó con Tacia, hija de Tito Tacio. Representa el rey religioso por excelencia; pasa por haber creado la mayor parte de los cultos e instituciones sagradas. Empezó tributando honores divinos a Rómulo, con el nombre de Quirino. Después parece haber creado los colegios Flámines, Augures, Vestales, los de los Salios, Feciales, Pontífices e introduciendo gran número de divinidades, por ejemplo los cultos a Júpiter Elicius, Fides, Dius Fidius, y los dioses sabinos. Se le suponía de obediencia pitagórica e incluso que su política religiosa era inspirada por la ninfa Egeria, la cual venía por la noche a darle consejos en la gruta de las Camenas, cerca de una gruta sagrada. Se relaciona con su nombre todas las reformas culturales y religiosas, como la institución de un calendario basado en el curso de la Luna, con la distinción de los días fastos y nefastos. 

Numa estaba dotado de poderes mágicos. Por ejemplo, en el curso de un banquete que presidía, las mesas se llenaron repentinamente de manjares y vinos deliciosos que nadie había traído. También se decía que había capturado en el Aventino a Pico y a Fauno, mezclando vino y miel en la fuente en que bebían. Cuando los tuvo presos, les obligó a hablar, pese a tomar ellos la forma de los seres más horripilantes. Al fin hubieron de darse por vencidos y le hicieron grandes revelaciones; enseñándole,por ejemplo, el conjuro contra los rayos. Se le atribuye también una conversación con Júpiter sobre esta materia en el curso dela cual persuadió al dios de que se contentase, para no fulminarlo, en vez de cabezas humanas, con cabezas de cebollas, cabellos y pececitos. 

Numa murió muy viejo y fue enterrado en la orilla derecha, en el Janículo, y al mismo tiempo fueron colocados junto a él, en ataúd aparte, los libros sagrados que había escrito de su puño y letra. Unos cuatrocientos años más tarde, bajo el consulado de P. Cornelio y M. Bebio, una lluvia violenta exhumó los dos féretros. Uno, el de Numa, estaba vacío; el otro que contenía los manuscritos fue quemado por Cornelio.

Fuente: Diccionario de Mitología griega y romana. P. Grimmal,


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