Thor, el más fuerte de los dioses, también era el más admirado. Una enorme figura de barba roja, con ojos llameantes y un terrible carácter representaban el arquetipo de bravo guerrero vikingo, venerado por sus hazañas y matanzas de gigantes. Era considerado el jefe defensor de Asgard y Midgard, además del protector del orden contra las fuerzas del caos.
El hijo de Odín y Jord, la Tierra, vivió con su mujer. Sif en una mansión de 540 habitaciones, la más grandes jamás construida. Viajaba en un carro arrastrado por dos cabras, que tenían propiedades mágicas, pues si la comida escaseaba, podían morir y ser devoradas mientras sus huesos quedaron intactos para poder ser devueltos a la vida. Otras de sus posesiones más destacadas era su martillo Mjollnir y un cinturón que tenía la mágica propiedad de aumentar increíblemente su fuerza siempre que lo llevaba.
En los mitos Thor aparece principalmente como enemigo de los gigantes; muchos de ellos narran sus demostraciones de fuerza mientras salía en busca de problemas por Jotunheim. Mató el poderoso Geirrod cogiendo un trozo de hierro fundido que el gigante le lanzó y que él devolvió con tanta fuerza que pasó no sólo a través de Geirrod, sino también del pilar que se encontraba detrás suyo y después atravesó la pared exterior del edificio. Pero sus relaciones con la raza de los gigantes no siempre fueron hostiles, incluso tuvo dos hijos con la gigante Jarnsaxa, la del cuchillo de hierro, a los que la predicción auguraba que sobrevivirían al Ragnarok y heredarían el martillo Mjollnir en la nueva época que vendría.
En el mundo real, Thor era asociado con los elementos y sobre todo con las tormentas, se decía que el truno era el sonido que su carro hacía mientras corría a través del cielo.
Los viajeros invocaban su protección siempre que salían de viaje, y siempre que el rayo centelleaba la gente recordaba su poder.
A raíz de su adopción por los viajeros, el cuelo a Thor se extendió por el mundo nórdico al completo. Tomando como prueba los nombres personales y lugares, él era sin duda el más popular de los dioses. No menos del 25% de la población islandesa tenía nombres que incluía la palabra Thor. El presidía el Althing, la asamblea anual islandesa que se abría en su día, el jueves.
Se dice que el templo de Upsala su estatua ocupaba el lugar central, entre las de Odín y Freyja, y cuando un misionero cristiano intentaba destruir la imagen, pagaba por su temeridad con la vida. Odín podía ser el dios de la aristocracia del norte, pero para el grueso de la población, granjeros y artesanos, Thor reinaba como el campeón supremo, y era la figura a la que acudir cuando el peligro acechaba.
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