El movimiento surrealista se originó en París a principios de la década de 1920 y se convirtió en una de las principales influencias artísticas del siglo. Aunque originalmente era un estilo literario creado por un grupo de poetas vanguardistas franceses, el surrealismo ha pasado a formar parte del pensamiento cultural europeo y la palabra surrealista a ser de uso común. La palabra francesa sur-réalisme -de ahí surrealismo, esto es, superrealidad- fue usada por primera vez por el poeta y crítico Apollinaire, pero la época surrealista no existió como tal hasta que los poetas André Breton y Louis Aragon adoptaron el término y le dieron un significado teórico y práctico. Breton y sus compañeros creían que el propósito de la creatividad era dar rienda al inconsciente. Consideraban que la raza humana se preocupaba por naturaleza por tres elementos fundamentales: el sexo, la violencia y la muerte. Sostenían que era imposible que en la "ordenada" sociedad occidental alguien actuara instintivamente.
Breton y su círculo publicaban sus opiniones en la revista Littérature, además de artículos en los que discutían sobre la importancia del dadaísmo. A partir de 1920, dadaístas como Marx Ernst convirtieron la capital francesa en su hogar. Breton apreciaba la espontaneidad y la iconoclastia del dadaísmo, pero se mostraba crítico con sus nihilistas tendencias antiartísticas. En cualquier caso, veía el collage, una de las técnicas centrales del dadaísmo, como la herramienta visual ideal para sus propósitos "poéticos". Entendió que el arte dadaísta también yuxtaponía aspectos contradictorios de la realidad para conseguir una "superrealidad". Ernst produjo diversos collages después de trasladarse a París. También desarrolló técnicas de las artes gráficas como el frotagge (raspar la pintura semiseca del lienzo para dejar al descubierto las marcas de los objetos situados debajo). Inventó extraordinarias formas de vida en sus lienzos, formas que también reflejaban su fascinación por los pájaros.
Movidos por el deseo de alcanzar nuevos estados mentales, los surrealistas experimentaron con la hipnosis, las drogas y el alcohol, las sesiones de espiritismo y el trance. También practicaban juegos que consistían en lanzar lluvias de palabras para descubrir asociaciones ocultas; sus sesiones de "escritura automática" daban lugar a poemas con la mínima premeditación posible. También se contaban sus sueños y los analizaban colectivamente mientras discutían sobre los artículos sobre el psicoanálisis de Sigmund Freud. Masson empezó a tomar la misma dirección que los surrealistas en 1924 y empezó a dibujar de la misma forma "automática" en la que el grupo escribía poesía. Experimentó arrojando cola y después arena aleatoriamente sobre el lienzo para crear formas que después dibujaba y pintaba.
El artista balear Joan Miró, quien se introdujo en los círculos surrealistas de la mano de Masson, también incorporó el azar a su pintura.
En 1928 Breton publicó el manifiesto panfleto Surrealismo y pintura. En él argumentaba que en aquella época, el surrealismo era el único estilo importante y progresista; además invitaba a todos los artistas a "buscar un modelo puramente interior o a dejar de existir". El surrealismo atrajo seguidores de toda Europa y de América, y aun hoy en día tiene presencia en el arte, y en el gusto de la gente.
Fuente: Arte, toda la historia. Movimientos y obras. S. Farthing.
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