Después de resultar vencedor en la batalla de Gránico, Alejandro pasó los meses siguientes instaurando el control de Macedonia sobre las provincias de Asia Menor. Envió al veterano Parmenio para que tomara la ciudad de Issos, en el norte de Siria, por donde tendrían que penetrar todas las tropas procedentes de Persia.
En Noviembre de 333 a.n.e un gran ejército reclutado en numerosas provincias del Imperio Persa avanzaba hacia el norte atravesando Siria. Alejandro acudió a su encuentro, tras unirse a Parmenio. Sin embargo, Darío III había dirigido a su ejército a través de las montañas para situarse en la retaguardia de Alejandro e interrumpir su línea de abastecimiento.
Entonces el líder macedonio retrocedió y presentó batalla en el río Pinaro. Disponía de una falange de 22 mil soldados armados con picas y entrenados para luchar en una línea de dieciséis hombres. Los seis de vanguardia esgrimían sus picas de modo que creaban una barrera de puntas impenetrable, mientras que la retaguardia proporcionaba empuje y fuerza muscular. La falange podía arrollar a cualquier formación, mientras que los trece mil soldados de infantería ligera cubrían sus flancos. Los seis mil soldados de caballería hacían las veces de ariete para romper la cohesión de la formación enemiga y buscar sus puntos flacos.
El ejército persa se componía de 10 mil soldados de élite, llamados "inmortales", y 10 mil hoplitas mercenarios, todos pertenecientes a la infantería pesada, además de los ocho mil hombres de la caballería pesada y 10 mil de la caballería ligera y al parecer unos 80 mil hostigadores de infantería, comandados personalmente por Darío.
En el flanco izquierdo persa se situaba la infantería ligera, cuya gran masa se extendía por una cordillera de montañas bajas pero escarpadas, Alejandro Magno situó a su segundo comandante, Parmenio, en la costa con la mitad de la caballería. El centro lo ocupaba la falange. Alejandro comandaba su caballería en el flanco derecho. Una fuerza de infantería ligera y algunos caballos estaba situada a la derecha de Alejandro para enfrentarse a la vasta izquierda persa.
La batalla se inició cuando la caballería persa cruzó el río Pinaro y obligó a retroceder ordenadamente a Parmenio. Mientras tanto, la falange macedonia había avanzado y la infantería pesada persa tuvo que apartarse. Alejandro divisó un punto débil en la línea enemiga donde la infantería pesada se unía a las fuerzas más ligeras del flanco izquierdo. Se lanzó a la carga junto a su caballería, atravesó la retaguardia persa y luego desvió hacia la izquierda hasta ver a Darío y los mandos persas.
Sin tropas de reserva, Darío huyó. Alejandro optó por atacar la retaguardia de la infantería pesada persa. El ejército persa, desconcertado, se dispersó, y al adentrarse en las montañas del norte y del este sufrió muchas bajas. Alejandro ocupó el campamento persa, donde encontró a la esposa, madre y las hijas de Darío - a las que trató bien- junto con un importante botín.
Pérdidas: macedonios, 6 mil muertos y heridos de 30 mil; persas 20 mil muertos de 120 mil.
Fuente: 1001 batallas que cambiaron el curso de la historia. R.G. Grant.
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