Junto al escepticismo y al epicureismo, el estoicismo es una de las más importantes escuelas del pensamiento del llamado periodo helenístico de la filosofía. Este periodo conforma la cuarta etapa en que se ha dividido la Historia de la Filosofía Griega; la primera es la de los presocráticos, la segunda la de Sócrates y Platón, y la tercera la de Aristóteles.
Esta posición histórica ha inducido a creer que el epicureismo, como las demás escuelas helenísticas, ha ocupado un lugar secundario en la historia del pensamiento. Sin embargo, dichas escuelas lograron abrirse un espacio, sobre todo en el terreno de la ética, que las ha llevado a ser parte esencial de nuestra civilización y cultura occidental.
Con las escuelas helenísticas la filosofía dejó el campo de lo teórico para adentrarse en la aplicación práctica. Dicho de otra manera: el rasgo que, desde su aparición, caracterizó al estoicismo y demás escuelas, es que sus presupuestos doctrinales exigían a sus seguidores vivir acorde a ellos. La felicidad de sus adeptos dependía directamente de su capacidad de comprender los fundamentos teóricos, de asimilarlos en sus propias vidas, y finalmente de ponerlos en práctica.
El éxito de estas escuelas, en especial del estoicismo, se debe a que sus fundamentos teóricos estaban orientados a afianzar una doctrina moral que, aplicada con corrección, condujese a sus seguidores a un estado de bienestar existencial inalcanzable para los que no captasen los preceptos.
El fundador del estoicismo fue Zenón de Citio, nacido hacia el año 333 antes de Cristo. de quien se cuenta que naufragó cerca del Pireo. Desprovisto por ello de todos sus bienes, y a la edad de treinta años, se dirigió a Atenas. Paseando por sus calles se detuvo en la tienda de un librero en donde comenzó a leer el segundo libro de las Memorias de Jenofonte. Impresionado por la lectura, le rogó al librero dónde podía encontrar hombres como el del libro. Casualmente por aquellos rumbos iba caminando Crates, el cínico, así que el librero le indicó que siguiera a aquel hombre. Fue así como Diógenes Laercio narra el primer acercamiento de Zenón a la filosofía.
Hacia el año 300 a.C., Zenón comenzó a exponer sus pensamientos paseando por la stoa Poikilé, el Pórtico Pintado. De este lugar frecuentado por Zenón y sus discípulos procede la denominación "estoico" para nombrar a sus seguidores.
PENSAMIENTO
Los estoicos creyeron, que la naturaleza, el universo, es un conjunto unitario organizado semejante a un organismo de un animal. Como sucede en un ser vivo, la naturaleza forma un conjunto articulado en el que todo está relacionado. Así el alma y la materia se complementan y coexisten formando una unidad, en la cual la materia conforma el elemento pasivo, el cuerpo, y el alma que se identifica con la divinidad forma el elemento activo. La divinidad actúa de modo inmanente desde dentro de la materia, infundiendo vida a ésta. Algunos fragmentos ilustran esta coexistencia: "Dios es una cualidad inseparable de la materia y él mismo transita a través de la materia como el semen a través de los órganos genitales". Tal consonancia entre el elemento divino y material conducía a una concepción unitaria y panteísta que causaría posteriormente un rechazo en el ámbito cristiano, como es el caso de unos padres de la Iglesia, que consideraron aberrante esta doctrina estoica. Para quienes la identificación entre los dos principios significaba que la materia es Dios, y que por tanto Éste se veía degradado a "habitar en cloacas, en lombrices y en individuos asquerosamente lascivos.
Llevados por la voluntad de construir un sistema filosófico sólido y coherente, los estoicos postularon la existencia de un espíritu divino, un pneuma que penetra toda la naturaleza y a la que infunde vida. Pero los estoicos no se conformaron con ello sino que pensaron que el universo debía distinguirse de un animal irracional, por ello introdujeron en la naturaleza el Logos, la Razón, que fue identificada con Dios, es decir, que Éste es la inteligencia que rige el Universo. De esta manera, el mundo en su conjunto está estructurado racionalmente, ya que la disposición de la naturaleza no es más que la manifestación de la racionalidad divina que hay imbuida en ella.
La Razón se erige así en la ley universal que guía a todos los seres vivos. Esta estructura racional de la naturaleza se convirtió en el eje conductor de los principios de la doctrina estoica. Se explica así uno de los principios más conocidos de dicha escuela: "vivir de acuerdo con la naturaleza". A diferencia de los demás seres vivos, los seres humanos posee su propio Logos por lo que están en condiciones de captar el ordenamiento racional de la naturaleza. La felicidad para un estoico depende de alcanzar la mayor concordancia con la razón divina que rige al universo. Quien por el contrario, se oponga a sus designios, será un desdichado. Al adaptarse, se integran al devenir universal y, con esa aceptación contribuyen a la armonía universal. Por ello, el sabio estoico acepta la muerte sin inmutarse, porque sabe que ésta es un componente más de la naturaleza.
Se ha criticado al estoicismo por transmitir una visión determinista y fatalista, limitadora, en cualquier caso, de la libertad de acción del ser humano. El estoicismo creyó haber soslayado este problema al propugnar la adaptación perfecta del hombre al sistema universal regida por la Razón divina. Para los estoicos el núcleo de la cuestión no radica tanto en la posibilidad de actuar libremente, sino en la de hacerlo racionalmente. Esto le debe llevar a la adaptación de buen grado de todo lo que le ocurra. No se trata entonces de una actitud pasiva, el estoico debe participar activamente cumpliendo con su deber de buen grado en el mantenimiento de la armonía universal.
FUENTE: LOS ESTOICOS ANTIGUOS. OBRAS. Introducción general de Francesc Casadesús Bordoy.
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