Valquiria significa, en las primitivas lenguas germánicas, "la que elige a los muertos". Un conjuro anglosajón contra los dolores neurálgicos las describe, sin nombrarlas directamente, de esta manera:
Resonantes eran, sí, resonantes, cuando cabalgaban sobre la altura.
Eran resueltas, cuando cabalgaban sobre la tierra.
Poderosas mujeres...
No sabemos cómo las imaginaban las gentes de Alemania o de Austria; en la mitología escandinava son vírgenes armadas y hermosas. Su número habitual era tres.
Elegían a los caídos en el combate y llevaban sus almas al épico paraíso de Odín, cuya techumbre era de oro y que iluminaban espadas, no lámparas. Desde la aurora, lo guerreros, en ese paraíso, combatían hasta morir, luego resucitaban y compartían el banquete divino, donde les ofrecían la carne de un jabalí inmortal e inagotables cuernos de hidromiel.
Bajo el creciente influjo del cristianismo, el nombre de valquiria degeneró; un juez en la Inglaterra medieval hizo quemar a una pobre mujer acusada de ser una Valquiria, es decir una bruja.
Se cuenta que uno de los soldados del ejército de Harald Hardrada, rey de Noruega, soñó con una valquiria poco antes de que su bando fuera derrotado por el rey Harold, en Stamford Bridge, en septiembre de 1066. El soldado soñó que se encontraba en la nave del rey, y vio desde ahí a una enorme bruja de pie sobre una isla, con una horca en una de las manos con la que atrapaba a los muertos; en la otra orilla llevaba un recipiente para llenarlo con sangre.
Fuentes: El libro de los seres imaginarios de Jorge Luis Borges y Mitos. Diccionario de mitología universal. Cotterell.
¡Muy buen blog! ¡Saludos!
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