Al enterarse de que su hijo había nacido, Zeus le obsequió una mitra de oro, un carro tirado por unos cisnes y una lira. Y también le envió a Delfos, en aquel lugar mató con sus flechas a una gran serpiente (otras versiones refieren un dragón) de nombre Pitón, que estaba encargada de proteger el Oráculo de aquellas Tierras, desde ese entonces Apolo es la divinidad que preside el Oráculo de Delfos.
A Apolo se le representaba como un dios muy hermoso, alto, con bucles, y joven. No es de extrañarse que diversos mitos hablen de sus amoríos con ninfas, hermosas mortales e incluso hombres atractivos.
Apolo era el Dios del vaticinio y de la música; era una divinidad pastoral, y su unión con las Ninfas y los mancebos le vinculaban estrechamente a la naturaleza. Apolo también era un Dios guerrero que era infalible con su arco.
Ciertos animales eran consagrados a Apolo: el lobo, que en ocasiones se le ofrendaba y cuya imagen frecuentemente se asociaba a él; al igual que su hermana, también se le vinculaba con la cierva. Entre las aves, las elegidas eran el buitre y el cuervo. Y del mar, el delfín se asociaba con este Dios. El laurel era la planta apolínea por excelencia.
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